Redacción, 15-02-2021.- El sistema endocrino de la vitamina D tiene un doble efecto sobre la COVID-19 a través de la estimulación de la inmunidad innata facilitando la defensa del organismo y disminuyendo la respuesta de citoquinas pro-inflamatorias que mejora la afectación pulmonar y el estatus protrombótico de la enfermedad.
Además, reduciendo angiotensina (hormona que causa vasoconstricción) y bradiquininas (vasodilatador), podría bloquear el mantenimiento y agravamiento de la afectación pulmonar desencadenada por la tormenta de citoquinas producidas por la COVID-19, según ha puesto de manifiesto el Dr. José Manuel Quesada, endocrinólogo del IMIBIC, Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, en el marco del III Curso de Osteoporosis y Patología Metabólica Ósea de la Sociedad Española de Reumatología (SER), que se ha celebrado este fin de semana en formato virtual, con la colaboración de la biofarmacéutica UCB y la biotecnológica Amgen.
Tal y com recoge la SER, desde el inicio de la pandemia por COVID-19 se han ido sucediendo múltiples publicaciones en las que se observa una asociación entre el déficit de los niveles de 25 hidroxivitamina D (lo que coloquialmente se conoce como niveles de vitamina D) y la incidencia y gravedad de la enfermedad.
Se concluye que los pacientes con COVID-19 con expresión más grave presentan un 65% más deficiencia frente a aquellos con la enfermedad más leve.
Además, esta deficiencia intensa está muy vinculada con el ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos y muerte (más del 80%). “Por eso es crítico, que dichos niveles sean adecuados en todo momento, desde la infección por SARS-CoV-2 hasta el desarrollo de la enfermedad COVID-19”, señala el Dr. Quesada, quien no quiso perder la oportunidad de puntualizar que “la denominada vitamina D no es una vitamina propiamente dicha, sino que se trata de un sistema endocrino semejante al de otras hormonas como el de las hormonas tiroideas”.
Además de los estudios de asociación, -apunta el especialista- ha habido otros de intervención que han demostrado un efecto discretamente beneficioso de la suplementación con vitamina D, propiamente dicha, pero sobre todo con el tratamiento de calcifediol (un metabolito del sistema endocrino de la vitamina D) en la evolución de los pacientes infectados por la COVID-19.