Redacción, 23-01-2021.- El Esófago de Barrett es una condición que afecta a la mucosa del esófago, el tubo muscular que transporta los alimentos, líquidos y saliva de la boca al estómago. En España se estima que tienen esófago de Barrett unas 2.500.000 personas, pero que solamente están diagnósticas unas 400.000, tal y como indica la Asociación de enfermos de esófago de Barret. Además, uno de cada 10 adultos tiene síntomas relacionados con el reflujo una vez o más veces a la semana, y uno de cada tres, una vez al mes.
¿Qué es?
Tal y como recoge 65 y más, el esófago de Barrett es el resultado de la exposición crónica del esófago al ácido y el contenido del estómago y, a veces, la bilis desde el intestino. Normalmente, el esófago está recubierto por una capa de células escamosas que lo protegen del daño causado por la ingestión de alimentos. Si los jugos gástricos y duodenales suben hacia el esófago (el llamado reflujo) varias veces durante un período prolongado, esta exposición repetida al ácido y la bilis puede dañar el revestimiento. En algunos casos sucede que este revestimiento escamoso se sustituye por células que se asemejan a las del estómago o el intestino, dando lugar a un proceso llamado metaplasia o cambio en la forma celular. Es este revestimiento anormal lo que se denomina esófago de Barrett.
Diagnóstico y tratamiento
Las personas con esófago de Barrett suelen tener reflujo ácido. Y algunas personas con esta enfermedad pueden tener muy pocos síntomas a pesar de tener reflujo. Por ello es importante que si solemos tener acidez estomacal persistente acudamos al médico para estudiar el origen del problema, ya que un diagnóstico tardío puede empeorar el pronóstico. Alrededor del 0,5 por ciento anual de las personas con esófago de Barrett experimentarán cambios en los tejidos que pueden malignizar. En cambio, si se detecta a tiempo y se trata bien, la tasa de curación es muy alta.
Los tratamientos apuntan a aliviar los síntomas de reflujo ácido y ardor de estómago. Además, perder peso, en caso de sobrepeso, limitar la ingesta de alimentos que favorecen el reflujo como las grasas, el chocolate, el café, te, alcohol, tabaco y bebidas gaseosas, así como evitar las comidas copiosas o muy tardías por la noche son algunas de las recomendaciones de la Fundación Española del Aparato Digestivo (@saludigestivo).