Redacción, 03-12-2014.- El estudio Refleja2, en el que han colaborado FEDE y RedGDPS, con el apoyo de la compañía al cuidado de la salud Abbott, ha tenido como propósito identificar las principales similitudes y diferencias en la percepción de la Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) entre 974 médicos de Atención Primaria y 1.012 pacientes en nuestro país, donde la prevalencia de esta patología ronda el 14% de la población.
Los datos que arroja el estudio han permitido contrastar y analizar la percepción de médicos y pacientes sobre el estado general del paciente y cómo afecta la DM2 a su estado de salud general. Para ello, se han analizado diversos parámetros como la adherencia y satisfacción con el tratamiento. En este caso, la diferencia de percepción entre médico y paciente respecto a la adherencia del tratamiento pone de manifiesto que los médicos se interesan en mayor grado, en un 94% de los casos, por el tratamiento de sus pacientes, mientras que un 67,5% de los pacientes informaron de que su médico también se preocupaba por este aspecto. Este punto pone de manifiesto que ambas percepciones están en la misma línea pero el médico debe hacer un mayor esfuerzo por interesarse por el tratamiento del paciente por si hay que hacer alguna modificación en algún momento para el buen control de la patología.
En este sentido, el presidente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), Andoni Lorenzo Garmendia, ha señalado que estas diferencias de percepción evidencian que existe un problema de comunicación que debe ser corregido de inmediato. “Ambos colectivos, médicos y pacientes, deben estar coordinados y trabajar conjuntamente; son un tándem que deben estar en perfecta sintonía ya que en caso contrario, se perderá la relación de cercanía que debe haber entre ellos, y que es clave para que el paciente conozca y controle su patología, se adhiera adecuadamente a su tratamiento y, en suma, consiga una mayor calidad de vida por su implicación directa y responsable con su diabetes”. Si esto no es así, Lorenzo remarca “las consecuencias que tendría para el SNS ya que esta falta de comunicación influye directamente en el sistema, que debe hacer una apuesta más decidida por centrarse en el paciente crónico y abandonar su estructura reactiva para convertirse en un sistema preventivo. Con ello se conseguiría, además de una mayor calidad de vida de los pacientes, aumentar la sostenibilidad y eficiencia de la atención sanitaria y reducir los costes indirectos que ascienden 17.630 millones de euros y los directos que rondan los 5.447 millones de euros”.