Redacción, 23-01-2017.- La mitad de las calorías que ingerimos están destinadas al mantenimiento de la temperatura corporal: si hace frío en el ambiente, necesitamos generar más calorías. Por eso cuando hace frío el cuerpo humano pone en marcha toda una serie de procesos para contrarrestarlo, lo cual puede suponer el gasto de hasta un 30% del presupuesto energético total del cuerpo. Y, cuanta más grasa dediquemos a ello, menos probable es que padezcamos diabetes, sobrepeso u obesidad.
“Cuando el termómetro marca de 25ºC a 30ºC de temperatura ambiental, nuestro cuerpo no necesita consumir energía. Pero cuando desciende hasta 17ºC, el organismo tiende a producir tejido “adiposo pardo”, grasa buena que quema energía y glucosa y produce el calor necesario para mantener el calor corporal”, señala la especialista en nutrición de la Unidad de Obesidad de los Hospitales Quirónsalud Torrevieja y Murcia, Carolina Pérez,
Pero existen pacientes que manifiestan tener más sensación de frío que la media. Esta intolerancia al frío puede deberse a la falta de grasa corporal, a una enfermedad crónica o a un estado de salud general deteriorado, como anemia (falta de glóbulos rojos sanos), anorexia (un trastorno alimentario que provoca la pérdida de grasa corporal) o hipotiroidismo (la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas).