Redacción, 15-06-2014.- Gabriel Rolón nació en Buenos Aires, en 1961, y aunque su actividad se centra en la psicología clínica, y está especializado en el tratamiento de las neurosis, las perversiones y las psicosis, también es autor de varios libros, ha sido columnista de la revista Psicología positiva, y ha participado con éxito en programas de radio y televisión en Argentina.
‘La respuesta está en ti’ narra la experiencia de cinco pacientes que recurren al análisis para curar su angustia vital. A continuación, una entrevista de Eva Salabert publicada en Web consultas.
PREGUNTA: En Estados Unidos acudir regularmente a un analista se considerase normal. ¿La sociedad del bienestar es la responsable de que muchas personas necesiten terapia, o por el contrario, pone a disposición del individuo los medios para aliviar su malestar emocional?
RESPUESTA: Yo estoy de acuerdo con esta segunda opinión. En la eterna división mente-cuerpo, la salud parece haber quedado del lado del cuerpo, mientras que los dolores de la mente, los dolores emocionales, han sido marginados de esta consideración. Entonces, si alguien tiene una angina se le reconoce su dolencia y se le habilita la consulta a un profesional que lo ayude.
En cambio, si alguien pierde un hijo, o una relación de pareja o un trabajo, se le dice que se arregle solo, que ponga ganas.
PREGUNTA: En el libro explica que antes de aceptar tratar a un paciente mantiene varias entrevistas con él. ¿Cuáles son los motivos más comunes por los que decide no iniciar la terapia?
RESPUESTA: Hacerse cargo de un caso es aceptar un compromiso muy fuerte con el paciente y tengo que estar seguro de varias cosas. En primer lugar de que la persona necesita análisis. En segundo, que mi técnica, el psicoanálisis, sea la más apropiada para su dolencia. Porque a lo mejor necesita ayuda, pero me parece que funcionaría mejor con una terapia focalizada, o conductiva conductual.
PREGUNTA: Personas cercanas a mí que comenzaron una terapia tras un hecho traumático, continúan con el análisis a pesar de que afirman estar satisfechos con su vida. Parece que tuvieran miedo de romper algún tipo de equilibrio si abandonan la terapia, ¿puede el análisis generar dependencia?
RESPUESTA: Puede, pero el analista debe evitarlo. Allí está el buen hacer del profesional. Lo cual no quiere decir que superado el motivo de consulta el paciente no puede elegir seguir concurriendo, porque el análisis es más que una terapia.
PREGUNTA: Un médico me dijo una vez que ocho de cada diez personas tienen alguna afección sin saberlo. ¿Cree que si toda la población hiciese terapia se descubrirían muchos trastornos emocionales que permanecen ocultos?
RESPUESTA: No, porque sería forzar a un sujeto a un proceso que no elije ni necesita. El análisis requiere de alguien que sufre, se pregunta qué tiene que ver con su dolor, y siente que solo no encuentra las respuestas. Someter a alguien que no está en estas condiciones a un análisis es casi una agresión.
PREGUNTA: Para diagnosticar y tratar una enfermedad física, normalmente se siguen los mismos protocolos. ¿Existen también en el psicoanálisis unos protocolos o pautas que se repiten con los pacientes que presentan problemas similares?
RESPUESTA: No en mi caso. Obviamente hay un marco teórico que guía mi escucha, pero cada paciente es alguien único e irrepetible. Planteo siempre, obviamente, un cierto encuadre, las entrevistas preliminares, mi decisión de no apresurar ni desesperarme por diagnosticar, el ofrecimiento de una escucha sin prejuicios, y el secreto profesional. Por fuera de eso, con cada caso me aventuro al misterio.