Redacción, 06-02-2014.- El Director de la Unidad de Tratamiento Endoscópico de la Obesidad del hospital HM Universitario Sanchinarro de Madrid, Gontrand López-Nava, ha asegurado que el tratamiento de la obesidad mediante endoscopia podría ayudar a los pacientes a «perder el miedo», ya que hasta el 90 por ciento de las personas obesas no se opera por «temor» a la intervención. «Esta es una realidad que las nuevas técnicas endoscópicas para tratar este problema podría llegar a cambiar, dado que ya existen al menos siete alternativas para el tratamiento de la obesidad que no requieren una intervención quirúrgica, y a las que los pacientes ya pueden tener acceso», ha comentado.
Entre las técnicas existentes, destacan por ejemplo, diferentes tratamientos de reducción de estómago que se realizan por vía oral y que no dejan ningún tipo de cicatriz externa. Asimismo, existen los denominados balones ingeribles, que se tragan en forma de cápsula y se hinchan una vez en el estómago logrando así una saciedad más rápida y haciendo que se reduzca por tanto la ingesta de alimentos. La colocación de una barrera en el intestino que limite la absorción de los alimentos (método ‘Endobarrier’) es otra fórmula, específicamente recomendada cuando existe diabetes tipo 2, para lograr reducir la obesidad y modificar hábitos en el paciente para evitar recaídas.
«La existencia de tantas alternativas permite que podamos personalizar el tratamiento de cada persona en función de sus necesidades y de su perfil y hacer por tanto una medicina individualizada. La obesidad es un problema que puede tener varios orígenes y, por ello, es necesario realizar un estudio particular en cada caso», ha apostillado López Nava.
Así, por ejemplo, el Índice de Masa Corporal (IMC) del paciente es uno de los indicadores que conducen hacia una u otra técnica, como también lo es el número de kilos que sea necesario perder o la presencia de otra enfermedad. No obstante, para que un tratamiento de la obesidad sea efectivo es necesario modificar los hábitos de vida del paciente y eso se consigue teniendo en cuenta, en cada caso, sus costumbres alimenticias, estilo de vida, las circunstancias personales y laborales e incluso los cambios físicos que pueden afectar al tratamiento.
«Es necesario realizar un seguimiento personalizado por partes. Por ejemplo, el endocrinólogo se encargará de tratar los problemas metabólicos, el nutricionista podrá guiar al paciente sobre el mejor método a seguir y el asesor deportivo le podrá enseñar el tipo de ejercicio más adecuado para cada persona», ha zanjado López-Nava.