Redacción, 27-01-2016.- La Hiperplasia benigna de próstata es una de las enfermedades más frecuentes en los varones que llegan a la madurez, hasta el punto de que afecta a la mitad de los hombres de más de 50 años y a un 80% de los mayores de 80 años, según datos de la Asociación Española de Urología (AEU). La intervención quirúrgica, ya sea a través de cirugía abierta o mediante láser, es segura y efectiva en este colectivo, y frente a los temores de muchos pacientes permite al 90% de los pacientes conservar, e incluso mejorar en uno de cada diez casos, la función eréctil.
Esta es una de las conclusiones de la II Jornada de Actualización en Hiperplasia Benigna de Próstata celebrada este fin de semana en la Clínica La Luz con la colaboración de la Asociación Española de Urología (AEU) y la Sociedad Urológica Madrileña (SUM) y que ha permitido comparar, mediante siete operaciones transmitidas en directo desde el quirófano, las diferencias entre los distintos láseres indicados en la cirugía de esta patología (láser de Holmium, de tulio y verde).
“Muchos pacientes siguen teniendo temor por las consecuencias de una operación de este tipo en su esfera sexual pero realmente no tienen que preocuparse; nuestra experiencia indica que la gran mayoría mantiene la función eréctil que tenía antes de la intervención, e incluso hemos observado que en torno a un 10% la mejora”, explica el doctor Javier Romero Otero, director de la jornada y especialista del Servicio de Urología de la Clínica La Luz, del que también forman parte los doctores José Manuel de la Morena y José Manuel Duarte, asimismo participantes en la jornada. “Si hablamos de operaciones de cáncer de próstata la cosa cambia, ya que en ese caso sí suele provocar impotencia en al menos el 50% de los casos”, añade el especialista.
En el caso de la hiperplasia benigna de próstata, una vez realizada la vaporización o enucleación de la próstata la mayoría de los pacientes dejan de eyacular, “pero llegan al orgasmo igual que lo hacían antes y el placer es el mismo -señala el doctor Romero-; otra cosa es que ya tengan disfunción eréctil establecida antes de la intervención”.
En cuanto al mejor método quirúrgico para tratar esta patología, la cirugía abierta sigue siendo la técnica de elección en la mayoría de los centros sanitarios, sobre todo en próstatas grandes, ya que “consigue mejores resultados funcionales y consigue efectos más perdurables en el tiempo”. Sin embargo, tal como resalta este especialista de la Clínica La Luz, “es muy agresiva, ya que hay que abrir el abdomen; tiene un alto porcentaje de transfusiones y puede haber complicaciones en forma de sangrado”. También se emplea, en próstatas pequeñas (menos de 60-80 gramos), la resección transuretral.