Redacción, 22-01-2014.- El Plan Estratégico Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C ya está en marcha. Un comité científico presidido por el hepatólogo Joan Rodés comenzará a diseñar sus primeras líneas y en dos semanas ya habrá un primer borrador. Algo sin duda urgente, después de las protestas protagonizadas por las asociaciones de pacientes, que denuncian que no les llegan los medicamentos de última generación pese a tenerlos prescritos.
Los pacientes y las sociedades científicas tendrán voz en el texto. Y sobre todo las comunidades autónomas, que deberán dar el visto bueno a la financiación de estos tratamientos, cuyo precio supone una traba: pueden superar los 25.500 euros por paciente. Pero el plan también será revisado por tres expertos internacionales. Entre ellos Jean Michel Pawlotsky, profesor de Medicina en la Universidad de París-Est y director del Centro Nacional de Referencia para Hepatitis Víricas en Francia.
A continuación pueden leer las preguntas que J. V. Echagüe le hace a J. Michel Pawlotsky en las páginas de La Razón.
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–Como expertos internacionales, ¿van a tener capacidad de eliminar o añadir las medidas que incluya el primer borrador del plan?
–He sido invitado por el doctor Joan Rodés para actuar como asesor, revisar el protocolo realizado por la comisión para su aplicación en todos los hospitales, y hacer cualquier comentario que considere para mejorarlo. No quiere decir que tenga capacidad de quitar o añadir nada. Mi función es asesorar a los autores del protocolo para ayudarles, pero es muy importante que la decisión final de seguir o no estos consejos siga en manos de la comisión.
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–¿Cómo se está enfrentando Europa en general y España en particular al virus VHC?
–No de forma ideal. Hay dos puntos insatisfactorios a nivel europeo y que, por tanto, impactan en las políticas nacionales. Primero, no hay una política global para identificar a los infectados: la mayoría no es consciente de su infección y no son atendidos. Sólo el cribado masivo, dirigido a la población en riesgo, permite identificarlos y evaluar su necesidad de tratamiento. Sólo dos países europeos han hecho un gran trabajo en este sentido: Francia y Escocia.
En Francia hemos diagnosticado a más del 70% de los infectados. Sin embargo, los gobiernos son reacios a esta identificación, pues significa que tendrán que tratar a los pacientes y pagar los tratamientos. En segundo lugar, los nuevos fármacos son demasiado caros. La UE los aprobó, pero dejó que los países negociaran individualmente con las farmacéuticas, con más o menos éxito. Si Europa estuviera unida, habría sido más fuerte para negociar un precio mucho mejor.
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–El coste de cada medicamento por paciente es muy alto. ¿Qué pasos tienen que dar los gobiernos para reducir los precios?
–Es muy difícil de decir. Por sentido común, habría que decir: «No, no vamos a pagar más de un precio determinado». En realidad, es una negociación muy compleja que tiene que tener en cuenta muchos parámetros, muchos de ellos no conocidos por la población. Al final, lo único que ayuda a mejorar el coste es una competencia real. Ojalá suceda pronto, pero en la actualidad, estas terapias se encuentran en una situación de cuasi monopolio, con un acuerdo tácito entre los principales actores. Sería bueno escuchar a Europa en este sentido.
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–Los últimos medicamentos son muy eficaces. ¿Cuándo podremos decir que el virus será erradicado?
–Los nuevos fármacos son excepcionales, y nadie habría pronosticado hace tres años que íbamos a ser capaces de curar la infección en más del 90% de casos. No creo que podamos erradicar una infección que afecta a 170 millones de personas con medicamentos orales.
Pero sí podemos esperar el control de la infección en los países ricos que pueden pagar el tratamiento: campañas de detección para identificar a los pacientes, el tratamiento de todos los infectados y la cura de la gran mayoría, así como detener la transmisión en grupos de alto riesgo. En EE UU han pronosticado que para el año 2020 el VHC será una enfermedad rara en el país. No estoy seguro de que suceda tan pronto. Pero al menos podemos anticipar que los países europeos occidentales controlarán el virus en los próximos 15-20 años.
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–A los pacientes españoles les preocupa que no todos están recibiendo los nuevos fármacos. El virus tiene cuatro fases determinadas por el grado de fibrosis: de F1 a F4. ¿Los que están en F3 y F4 deben recibirlos con urgencia?
–La primera pregunta es: ¿debería tener todo el mundo acceso a los fármacos? La respuesta es sí, en algún momento. La segunda es: ¿debería tener todo el mundo acceso a a los fármacos ahora? La respuesta es no, sobre todo debido a su coste. En este contexto, los pacientes con fibrosis avanzada (llamada F3) y los pacientes con cirrosis (F4) necesitan ser tratados con urgencia, pues son los más propensos a desarrollar complicaciones y a morir a corto plazo. No sería razonable esperar mucho para tratar a los pacientes con fibrosis F2, pero no es urgente. Para los pacientes en F0-F1 es razonable el seguimiento y la espera de nuevas combinaciones de fármacos a un precio mucho más asequible.
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