Redacción, 22-04-2014.- Aunque también ha notado la crisis, el sector del autocuidado de la salud no se ha resentido tanto como el sector farmacéutico. Para el Director General de ANEFP, informa Alexa Diéguez en las páginas de Salud y Dinero, esto se debe a que los ciudadanos cada vez son más conscientes del valor de la prevención para disfrutar de una mayor calidad de vida y llegar en mejor estado a edades avanzadas.
Jaume Pey, Director General de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP), responde a las preguntas de A.D.
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¿El autocuidado de la salud ha sufrido la crisis?
Sí, pero hemos caído menos que el mercado farmacéutico en su conjunto. Y nos sucede lo que a la propia economía: empezamos a mostrar signos de recuperación. En 2013 crecimos un 1,1% tras dos años de ligero descenso.
¿Qué líneas de negocio tienen más potencial?
En conjunto, nuestra evolución es imparable. La gente cada vez se cuida más.
Cuando busca tener una piel sana, es lógico que recurra a la dermofarmacia. También existen otras tendencias en alza, como el uso de agua de mar para realizar una correcta higiene nasal diaria. Y los complementos nutricionales ayudan a fortalecer el organismo y a aumentar el bienestar para prevenir la enfermedad o afrontarla mejor cuando se presente. El ciudadano lo tiene claro y se abre un futuro esperanzador para el sector.
También ayuda que cada vez haya más productos muy buenos a precios competitivos.
Cada segmento del negocio es distinto. En este país, por ejemplo, es frecuente tener la sensación de que el medicamento es gratuito. El precio medio ronda los cinco euros.
Entiendo que para algunas economías esa cantidad puede ser una fortuna, pero los demás tal vez deberíamos reflexionar y preguntarnos si es lógico que nos parezca demasiado emplear esos escasos euros en cuidarnos cuando las palomitas en el cine cuestan lo mismo. No obstante, el ciudadano se informa acerca de la calidad de lo que compra, comprende mejor que detrás de cada producto de venta en farmacias hay una I+D, se informa de los precios y decide.
Cuando hay competencia, es muy difícil que haya un producto que no ofreciendo valor tenga un precio muy elevado.
¿Qué efecto ha tenido la reciente desfinanciación de algunos medicamentos?
La desfinanciación se produce cuando un sistema sanitario no tiene recursos para proporcionar determinados servicios al ciudadano. Es necesario explicar al ciudadano que no disponemos de recursos ilimitados para la salud y que todos queremos recibir el mejor tratamiento disponible si nos diagnostican una enfermedad grave, algo que cada vez es más costoso. Por eso es necesario liberar recursos y tal vez eso
implique dejar de financiar medicamentos para procesos leves. Por otra parte, cuando se desfinancia un medicamento hay una caída de volumen de ventas de un 30% porque muchos ciudadanos e incluso algunos médicos consideran que su eficacia es dudosa. Es una pena, porque son productos que han demostrado ser seguros y eficaces, como los mucolíticos o los antitusivos. No obstante, también hay un punto alentador: el 70% de las personas que los tomaban sigue haciéndolo.
¿Se debería continuar por este camino? Pienso en el paracetamol y el ibuprofeno, que tienen un precio casi simbólico.
El segmento de los analgésicos pertenece al mundo del dolor, que es muy delicado y abarca todo tipo de problemáticas, desde enfermedades agudas y leves a otras crónicas y más serias. Sin embargo, el usuario de productos de autocuidado es un consumidor sano, no un enfermo crónico.
No digo que no se pueda abordar de alguna manera la situación de estos fármacos, que utilizan muchísimos millones de usuarios en situaciones muy distintas, pero habrá que estudiar una fórmula que distinga entre ciudadanos sanos y ciudadanos que no lo son.
Hay que pensar muy bien dónde está la frontera, sobre todo para lo que se decida sea fácil de aplicar para los profesionales sanitarios y comprensible para los pacientes.
En este momento, ¿cuáles son las inquietudes del sector?
El pasado verano conseguimos una de nuestras reclamaciones clásicas, que es la supresión del control previo sanitario para la publicidad de medicamentos de autocuidado, que nos permite comunicarnos de forma más ágil y rápida con el consumidor.
No obstante, nos hemos dotado de una certificación de calidad, el Sello de Garantía Anefp, presente en la publicidad en televisión, prensa escrita e internet desde septiembre de 2013. Ahora nos gustaría conseguir que se permita que una sola marca sea conocida por distintos productos para que el consumidor pueda identificar claramente a su marca de confianza. Por otra parte, querríamos que los médicos prescribiesen nuestros productos, no únicamente los medicamentos sin receta médica.Además, el hecho de que constasen en la historia clínica y la receta electrónica supondría que existen garantías de trazabilidad y se podrían evitar incompatibilidades o interacciones.También queremos que las enfermeras puedan prescribir nuestros productos.No sabemos si todas estarán acreditadas para ello, pero su intervención es de primera magnitud. Son la profesión del autocuidado. Por último, queda la parte educativa, mucho más profunda. Habría que enseñar desde la escuela qué hay que hacer para autocuidarse.Los más jóvenes no entienden que un día dejarán de disfrutar de buena salud.
Es algo casi irreal para ellos.
Sí, pero si se cuidan, probablemente llegarán en mejor estado a edades avanzadas.
La educación puede ayudar a que adopten algunos hábitos, del mismo modo que hemos ido incorporando el lavado de dientes al día a día aunque no tengamos caries.
Los farmacéuticos son un colectivo fundamental…
Las farmacias están muy cerca de los ciudadanos, por lo que la recomendación farmacéutica de los productos de autocuidado es extraordinariamente importante para nosotros. Somos partidarios de evolucionar desde la dispensación a la recomendación y creemos que el farmacéutico empieza a estar por la labor. Es casi un pequeño milagro encontrarse una farmacia en un lugar recóndito y que sus estanterías tengan de todo. Esta realidad nos ofrece una gran oportunidad.
Una farmacia que venda un buen porcentaje de productos de autocuidado tendrá una clientela más sana. Y será más fuerte.
La Homeopatía genera muchas dudas…
En países como Alemania o Francia ya existe un uso tradicional de la Homeopatía. Esta controversia es muy emocional: hay gente muy partidaria y gente muy detractora. Para cambiar esta situación, creemos que es mejor que los medicamentos homeopáticos se evalúen y estén regulados, pero queremos que se sigan las directrices que han funcionado en otros países.
Ocurre lo mismo con los complementos nutricionales.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se encarga de evaluar no solo la seguridad de estos productos, sino también lo que su etiquetaje y su publicidad pueden afirmar porque está debidamente acreditado. Si alguien tiene una gastroenteritis y existen productos como los probióticos que pueden ayudar a que se restablezca antes su flora intestinal, ¿por qué desconfiar? Merecen exactamente el mismo respeto que cualquier otro producto.
No sé si se ha quedado algo en el tintero…
Únicamente me gustaría insistir en la importancia de que el ciudadano sepa que los productos de autocuidado son útiles, serios, asequibles y capaces de mejorar nuestra calidad de vida.
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