Redacción, 06-10-2018.- Para adultos y niños, el fin del verano supone una vuelta a la rutina que es difícil de seguir. Melancolía, tristeza, falta de concentración, cansancio o inapetencia son algunos de los síntomas que muestran los niños que padecen astenia otoñal. Un estado transitorio caracterizados por la pérdida de energía, apatía y la caída libre de las defensas del organismo debido al cambio de estación. Un otoño que llega e implica menos horas de luz, temperaturas más bajas y un ritmo frenético de colegio y actividades extraescolares, según recoge ‘Vithas’.
Desde la Unidad de Pediatría del Hospital Vithas Nisa Virgen del Consuelo y Rey Don Jaime de Castellón, pautan las medidas a seguir por padres y educadores para combatir esta sintomatología típica del otoño.
Unos síntomas que suelen aparecer coincidiendo con el cambio de estación y que provoca una alteración en el ritmo biológico del niño. En general, duran entre una semana y quince días, más o menos lo que tarda el organismo en adaptarse a la nueva estación.
El doctor Salvador Martínez Arenas, responsable de la Unidad de Pediatría del Hospital Virgen del Consuelo y Rey Don Jaime de Castellón, hace hincapié en el sistema endocrino. “Los cambios de estación causan una alteración en los niveles de determinadas hormonas, en concreto, la melatonina, una hormona relacionada con el sueño que se ha asociado con el trastorno afectivo estacional.
Dicha hormona, que también tiene relación con la depresión, se produce en niveles más altos en la oscuridad. Así, cuando los días son más cortos y oscuros, se produce más melatonina”, afirma el doctor Martínez Arenas. “Además existe una disminución de la betaendorfina, y su carencia provoca irritabilidad, nerviosismo, tristeza, cansancio y apatía.”