Redacción, 01-02-2016.- Las hipoglucemias, producidas por una disminución excesiva de los niveles de glucosa en sangre, provocan alteraciones en el organismo y, si no se solventan con rapidez, a nivel cerebral . Por eso la capacidad para prevenirlas es lo que más valoran los profesionales sanitarios españoles de los tratamientos antidiabéticos. Así lo ponen de manifiesto los datos del primer estudio realizado por Novo Nosdisk, en el que se ha preguntado a médicos de familia y endocrinólogos de nuestro país sobre sus preferencias por los diferentes beneficios asociados a los tratamientos para la diabetes de tipo 2, la que padecen entre el 90% y el 95% de las personas con esta patología.
El trabajo, en el que han participado un total de 221 médicos, muestra que la prevención de las hipoglucemias supera, a juicio de estos profesionales, a otros beneficios como la capacidad del tratamiento para ayudar a controlar el peso, reducir el riesgo cardiovascular, evitar las náuseas, impedir un aumento del 1% de la hemoglobina glicosilada y bajar tanto el número de pinchazos al día como los controles de glucosa en sangre.
Andoni Lorenzo, presidente de FEDE, ha señalado que“la diabetes sigue creciendo y las hipoglucemias son el principal riesgo que conlleva la convivencia diaria con esta patología. Por ello, hay que informar y formar a los pacientes para que sepan actuar ante una hipoglucemia. Y es que, aún son muchos los que no identifican estos episodios, ya que la mayoría de las hipoglucémias son asintomáticas, y los que sí son conscientes de haber sufrido una hipoglucemia no se lo comunican a su médico en muchas ocasiones. La virtud del buen control de esta enfermedad se encuentra en el término medio, el mejor control posible, evitando hipoglucemias”. En este sentido, según otro estudio, se estima que alrededor de un 20% de los pacientes con diabetes raramente o nunca informan a su médico tras sufrir un evento hipoglucémico.
Las hipoglucemias se definen como la disminución de los niveles de glucosa en sangre por debajo de límites normales, convencionalmente por debajo de 70 mg/dl. La glucosa es el “combustible” del organismo, de forma que un mínimo nivel de la misma es esencial para que, entre otras cosas, las neuronas funcionen correctamente.
Las personas con diabetes tienen un exceso de glucosa en sangre, pues su páncreas no segrega insulina o esta no actúa de manera adecuada, y la insulina es la hormona que permite que la glucosa penetre en las células. Cuando los pacientes que se tratan con insulina u otros fármacos hipoglucemiantes no compensan su efecto reductor del nivel de glucosa con la ingesta de suficientes hidratos de carbono o hacen demasiado ejercicio, puede producirse una hipoglucemia.
Impacto social y sanitario
Las hipoglucemias pueden provocar alteraciones en el organismo: algunas agudas, como visión borrosa, temblores, taquicardias o sensación de hambre, y otras menos llamativas, con lo que el episodio puede pasar desapercibido, como falta de concentración, cefalea, sudoración o mareo. Se consideran graves aquellas hipoglucemias en las que el paciente necesita la asistencia de otras personas y que, si no se atajan solucionan con rapidez, pueden derivar en alteraciones de conciencia y llegar incluso al coma hipoglucémico.
Tras una hipoglucemia no severa las sensaciones más comunes experimentadas por los pacientes son: cansancio y fatiga (67%), menor capacidad de raciocinio (45%), malestar general (42%), decaimiento (36%), nerviosismo y/o ansiedad (34%) y cambios de humor (29%).
Como constata la Dra. Marta Botella, médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y participante en el estudio, “el impacto psicosocial de las hipoglucemias es muy significativo en la rutina diaria de los pacientes y repercute, a su vez, en el ámbito laboral. De hecho, las personas que sufren hipoglucemias muy frecuentes y/o impredecibles pueden llegar a cambiar sus hábitos de vida, evitando conducir, quedarse solos a cargo de personas dependientes (niños, ancianos) o practicar ciertos deportes. En ocasiones, tras un solo episodio de hipoglucemia severa el paciente pasa por un periodo prolongado de ansiedad y miedo que le dificulta seguir el tratamiento adecuado para su diabetes, favoreciendo la hiperglucemia mantenida y aumentando el riesgo de complicaciones crónicas. Las hipoglucemias severas recurrentes pueden impedir ejercer algunos trabajos, como conductor, bombero, enfermería, etc.”.
Se calcula que, por cada evento hipoglucémico no severo que sufre un paciente, hay una pérdida de 1,5 horas de trabajo y un coste de 3.500 euros para el sistema sanitario.