Redacción, 05-02-2015.- Un estudio llevado a cabo en la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, y que se publica este martes en ‘The Journal of Neuroscience’, ha constatado que los individuos adictos a la cocaína pueden continuar con su hábito a pesar de tener consecuencias desfavorables como la pérdida de las relaciones familiares y sociales porque sus circuitos cerebrales responsables de la predicción de la pérdida emocional están alterados.
Este estudio se centra en la diferencia entre una probable recompensa (o pérdida) en relación con un determinado comportamiento y la capacidad de una persona para predecir el resultado, una medida conocida como error de predicción de recompensa, o EPR. Se cree que dicha señalización de ERP conduce el aprendizaje en los seres humanos, que guía el comportamiento futuro.
Después de aprender de una experiencia, podemos, en el mejor de los casos, cambiar nuestra conducta sin tener que pasar por eso otra vez y así maximizar las recompensas y evitar las pérdidas esperadas. Las investigaciones anteriores han determinado que la predicción de recompensa real o pérdida es gestionada por los cambios en los niveles del neurotransmisor dopamina, producida por las células nerviosas en el cerebro medio, donde los cambios en los niveles de dopamina acompañan a las ganancias y las pérdidas inesperadas.