Redacción, 30-07-2019.- Con las altas temperaturas en verano cambian las necesidades dietéticas: por un lado, se tiene menos hambre y, por otro, aumenta la sensación de sed, según recoge la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). “Sin embargo, es necesario continuar nutriéndonos e hidratándonos y, para eso, hay que saber elegir bien los ingredientes y la manera de tomarlos”, señala la responsable de Endocrinología y Nutrición de la SEMG, la Dra. Guadalupe Blay.
“Para poder refrigerarse, el cuerpo suda y con ello perdemos agua. Si en condiciones normales la pérdida de agua diaria se estima en unos 2,5 litros -cantidad que se aconseja reponer a través del agua de bebida y de la que contienen los alimentos- habrá que sumar en verano las pérdidas debidas a la sudoración, así como situaciones especiales, como la actividad física”, advierte la Dra. Blay. Estas pérdidas de agua pueden llevar a la deshidratación debido a un aumento de la transpiración de la piel y de la evaporación de agua por la respiración a causa del calor.
La mejor forma de hidratarse a través de la bebida es con el agua, según la doctora, quien desaconseja los refrescos, tan frecuentes en verano, porque “suelen tener mucho azúcar y los que contienen un 10% o más de azúcares provocan más sed a la larga”. El motivo es que aumentan la concentración de solutos en nuestro medio interno, lo que requiere tomas adicionales de agua o tisanas para volver a diluirlos. Lo mismo sucede con horchatas, helados, granizados, que “deberían tomarse de forma ocasional o bien prepararse en casa con menos azúcar”, recomienda la portavoz de la SEMG.
La responsable de Nutrición de la sociedad científica recomienda además que, en la época estival, sea la alimentación la que hidrate el organismo, “más que de encharcar cada comida con líquido, pues esto dificulta la digestión. Aumentar el consumo de frutas, ensaladas, sopas… ya nos asegura un buen aporte de agua”.
En verano requerimos alimentos nutritivos, pero también frescos y ligeros. Frutas y verduras apetecen más y deben ser protagonistas, “pero no hemos de olvidar los elementos básicos de una alimentación equilibrada, comunes a todas las estaciones del año” según la Dra. Blay. Es el caso de los cereales y las legumbres. Lo que cambiarán, por tanto, son las formas de preparación: “Las comidas crudas o levemente cocinadas, ligeras y fáciles de preparar son la mejor opción”.