Redacción, 14-02-2014.- La falta de adherencia al tratamiento farmacológico es un problema especialmente frecuente y relevante en la práctica clínica, especialmente en el tratamiento de enfermedades crónicas. Se estima que entre un 20-50 por ciento de los pacientes no toma sus medicaciones como están prescritas, aunque la tasa de incumplimiento varía significativamente según la patología. El imparable aumento de las enfermedades crónicas está agravando este problema, con las consiguientes repercusiones a nivel clínico y económico.
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«La falta de adherencia a los tratamientos crónicos se sitúa en torno al 40 por ciento»
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Sobre estos aspectos han giran las IV Jornadas de Excelencia en Farmacia Hospitalaria, que han organizado la Fundación Salud 2000 en colaboración con la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). En este foro se revisan los aspectos metodológicos de la adherencia farmacoterapéutica y factores de riesgo, así como su impacto en resultados de salud y en la sostenibilidad del sistema sanitario. También se dan a conocer las iniciativas que se están llevando a cabo en nuestro país, muchas de ellas promovidas por la SEFH, para evaluar y optimizar la adherencia.
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UN PROBLEMA MUNDIAL
Y es que el deficitario cumplimiento de los tratamientos se ha erigido, según subraya el Dr. José Luis Poveda, presidente de la SEFH “en la primera causa de fracaso terapéutico”. Y no solo eso, sino que “la no adherencia a los tratamientos farmacológicos provoca un coste estimado a los gobiernos europeos de 125.000 millones de euros anuales, y contribuye a unas 200.000 muertes prematuras de ciudadanos europeos cada año”, asegura.
Extrapolándolo a nuestro país, el coste en España se aproximaría a los 11.250 millones anuales, siendo unas 18.400 las muertes evitables por esta causa. Para el presidente de la SEFH y responsable del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario La Fe (Valencia), “estos datos deberían hacer reflexionar a las autoridades sanitarias españolas, siendo necesario implementar programas específicos para obtener resultados en salud”. Aunque es imposible solucionar el problema totalmente, a su juicio, “los ahorros potenciales directos e indirectos superan con creces a los derivados de muchas medidas impuestas de contención del gasto”.
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«Los ahorros potenciales directos e indirectos que supone incrementar la adherencia superan con creces a los derivados de muchas medidas impuestas de contención del gasto»
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La situación empeora aún más por el imparable aumento de las enfermedades crónicas, habitualmente más asociadas a dificultades de cumplimiento que los trastornos agudos. La propia Organización Mundial de la Salud considera la falta de adherencia un tema prioritario de salud pública debido a sus graves consecuencias negativas.
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IMPORTANTES REPERCUSIONES CLÍNICAS Y ECONÓMICAS
Estudios recientes revelan que la repercusión de la adherencia terapéutica deficiente crece a medida que se incrementa la carga de la enfermedad crónica en el mundo y que los pacientes con bajos niveles de cumplimiento presentan un peor estado de salud. “Una adherencia baja a los tratamientos crónicos conlleva una evolución desfavorable de la enfermedad, más ingresos hospitalarios y más visitas a los Servicios de Urgencias, por tanto, esto tiene una repercusión directa en la salud de los pacientes y en los costes asociados”, asegura el Dr. Javier Merino Alonso, Jefe Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (Santa Cruz de Tenerife).
La falta de adherencia a los tratamientos crónicos se aproxima al 40 por ciento e, incluso, “puede superar el 50 por ciento”, opina el Dr. Merino. Tal y como explica, “en muchos de los estudios se han realizado mediciones de la adherencia por métodos subjetivos, que tienden a sobreestimar la adherencia, por lo que es posible que el problema sea mayor de lo que pensamos”.
Sus repercusiones alcanzan incluso a la propia supervivencia del sistema sanitario. “La falta de adherencia a los tratamientos influye negativamente en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”, afirma la Dra. Dra. Guadalupe Piñeiro Corrales, del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Pontevedra), puesto que se producen fracasos terapéuticos que provocan “la intensificación de los tratamientos, el incremento de los efectos indeseados, la realización de pruebas innecesarias y, en ocasiones, incluso el cambio de estrategia terapéutica por otra menos eficiente».
En este sentido, el Dr. José Luis Poveda aún se muestra más contundente. A su juicio, una de las claves económicas para mejorar la sostenibilidad del sistema sanitario y para disminuir la morbimortalidad pasa, irremediablemente, por activar un plan de acción sobre la mejora de la adherencia a los tratamientos farmacológicos.
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