Redacción, 24-06-2020.- La falta de movilidad causada por el confinamiento ha provocado que el nivel de actividad física disminuya considerablemente en la población. Según la Organización Mundial de la Salud se recomiendan al menos 10.000 pasos diarios, algo que ha resultado complicado dada la situación. Este sedentarismo, sumado a las altas temperaturas propias de la época estival, compromete el retorno venoso, ocasionando dolor, cansancio, pesadez de piernas e hinchazón.
Tal y como recoge Servier, si esta situación se prolonga en el tiempo, la situación se cronifica y empeora provocando alteraciones en las paredes o disfuncionalidad en las válvulas venosas, desencadenando cuadros varicosos de diversa gravedad e incluso procesos ulcerosos de difícil abordaje y tratamiento. En estadios avanzados, puede llegar a influir seriamente en la calidad de vida de los pacientes con una morbimortalidad similar al fallo cardiaco.
Se calcula que entre un 50% y un 70% de la población española padece de insuficiencia venosa crónica. “La prevalencia de esta patología es mucho más frecuente en mujeres que en los hombres, siendo del 64% en ellas y del 37% en ellos. Se da habitualmente en las venas de las piernas, sin embargo, también pueden afectar a otras zonas como el esófago, la región anal o los testículos”, afirma el Dr. Germán Vega, responsable de Medical Affairs de Servier.
Es fundamental llevar hábitos de vida saludables, realizar ejercicio de forma habitual. “La insuficiencia venosa es progresiva y evoluciona impactando en la calidad de vida, por eso es muy importante tratar desde el inicio de los síntomas y tratar desde el origen del problema”, resalta el Dr. Germán Vega.