Redacción, 21-01-2015.- En la motivación subconsciente para comer, que te puede llevar a hacerlo por impulso, intervienen múltiples factores como la situación social, el manejo del estrés, las emociones negativas o los estados subdepresivos por los que pasa una persona; pero también está poderosa y dinámicamente regulada por señales hormonales.
Investigadores del Instituto de Investigación Saban del Hospital de Niños de Los Ángeles (CHLA, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, revelan un papel inesperado de la hormona de la ghrelina en el desarrollo temprano del cerebro y muestran su impacto a largo plazo sobre la regulación del apetito.
La hormona ghrelina procedente del intestino es uno de esos reguladores clave del hambre, promoviendo el apetito sobre las neuronas en una pequeña región del cerebro llamada hipotálamo. Además, según publican los investigadores en la edición digital de este martes de ‘Journal of Clinical Investigation’, su desarrollo durante la infancia puede estar vinculada al riesgo de obesidad posterior.
«Hemos demostrado que la ghrelina neonatal influye directamente en el desarrollo de la parte del cerebro relacionada con el apetito y la regulación del metabolismo», afirma el investigador principal de este trabajo, Sebastien G. Bouret, del Programa de Neurociencia del Desarrollo en CHLA y profesor asociado de Pediatría en la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. «Este estudio sugiere una relación entre la maduración del eje intestino-cerebro y la susceptibilidad más tarde para la obesidad, la diabetes y la enfermedad cardiovascular», añade.