Redacción, 07-05-2014.- La obesidad aumenta la prevalencia del asma y puede alterar la eficacia de los fármacos utilizados para su tratamiento, según ha asegurado el presidente del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), Julio Delgado, con motivo de la celebración, este martes, del Día Mundial del Asma.
De hecho, en los últimos años se ha observado un aumento del número de personas con asma y obesidad en los países desarrollados. Un hecho que, según ha explicado, ha llevado a realizar diferentes estudios, los cuales han mostrado una relación entre ambas patologías.
«Aunque la naturaleza exacta de esta asociación no se ha aclarado completamente, según los datos epidemiológicos publicados, la obesidad precede al asma, aumenta tanto su prevalencia como su gravedad y puede alterar la eficacia de los fármacos utilizados habitualmente para su tratamiento», ha recalcado Delgado.
Además, estudios realizados en España muestran que entre un 3 por ciento y un 7 por ciento de la población adulta tiene asma, una cifra que se eleva a entre el 5 por ciento y el 10 por ciento en el caso de la población menor a 6 años.
Ahora bien, existen varios factores que pueden explicar la relación entre asma y obesidad. El primero, es la reducción de la capacidad de adaptación o elasticidad pulmonar del sujeto asmático cuando aumenta de peso. Al ganar peso, se amplía el tejido adiposo y con ello la masa de tejido que se debe movilizar, mermando la ventilación pulmonar. Además, el propio tejido adiposo favorece una situación de inflamación crónica que repercute a nivel pulmonar.
En este sentido, la mayoría de los estudios prospectivos demuestran que la obesidad es un factor de riesgo para el diagnóstico de asma, con un incremento del 1,1 y 3 veces. En concreto, en el estudio con mayor número de sujetos incluidos y con un seguimiento más prolongado (135.000 pacientes durante 21 años) la incidencia del asma aumentó un 10 por ciento y un 7 por ciento por unidad de incremento de índice de masa corporal (IMC) en hombres y mujeres, respectivamente.
Asimismo, en población pediátrica, el estudio prospectivo más reciente realizado en niños (4.393 niños sin síntomas de asma durante los primeros dos años de vida, seguidos durante 14 años) demostró que en el grupo con un IMC elevado (por encima de percentil 85) en el momento del reclutamiento (2 años) desarrolló asma en una proporción mayor que los niños incluidos con un IMC bajo.
«Este dato confirma que la obesidad es una factor de riesgo para la aparición de asma durante la primera infancia, que es el momento en el que desarrollan la enfermedad una gran parte de los pacientes», ha comentado el jefe de la Unidad de Alergología en el Hospital Universitario Infanta Elena de Madrid, Javier Ruiz Hornillos.
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