Redacción, 06-04-2015.- El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, nos muestra el estrangulamiento progresivo de la circulación sanguínea cuando el colesterol «malo» se acumula entre el endotelio y las fibras musculares de las arterias y llega a causar ictus cerebral, infarto agudo de miocardio o claudicación en las piernas.
El sistema circulatorio se compone de venas y arterias. Sus diferencias estructurales se acentúan en la medida que sus funciones corporales determinan su grosor y su capacidad de soportar la presión sanguínea.
Las paredes de las venas son más delgadas debido a su escasez de tejido muscular, aunque son más flexibles. la sangre discurre en un único sentido y la presión sanguínea es menor. Transportan la sangre sin oxígeno, el dióxido de carbono y los desechos metabólicos.
Las arterias disponen de un tabique mucho más grueso porque soportan una alta presión sanguínea. Llevan la sangre oxigenada a todas las partes del cuerpo. Sus paredes, por tanto, son muy resistentes.