Redacción, 31-12-2018.- La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) aconseja no dar uvas a los niños menores de cinco años en Nochevieja, porque son los que más riesgo tienen de sufrir atragantamiento o asfixia. “Las uvas, por su forma y textura, pueden obstruir las vías respiratorias y provocar una situación de peligro que puede llevar incluso a la muerte si no se actúa a tiempo», indica el doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca, secretario general de la SEORL-CCC.
Por otro lado, también advierten de los riesgos que pueden correr las personas mayores de 65 años, sobre todo si sufren trastornos de deglución. Por ello, se lanzado una campaña en ‘change.org’ en la que se pide aumentar el intervalo de tiempo entre las campanadas para poder mejorar la deglución de las uvas.
Las uvas “pueden propiciar que se traguen sin masticar y generen un taponamiento de las vías aéreas, impidiendo al niño respirar”, asegura el doctor Gutiérrez Fonseca. “Para reducir el riesgo de aspiración lo aconsejable es quitarles la piel y las pepitas y cortarlas en varios trozos, de forma que sean más fáciles de digerir”, indica el doctor.
Otra opción, es adaptar el momento de las campanadas tomando otro tipo de alimentos. Sin embargo, advierten, tampoco son buenos los frutos secos, uno de los alimentos que más atragantamientos causan en España.
Otro alimento que puede provocar atragantamientos en niños y personas mayores en Nochevieja son los polvorones. “Estos dulces pueden crear una masa compacta en la boca, y si el niño ríe o tose mientras los mastica, favorecerá que lleguen trazas directamente a la laringe, la tráquea o los bronquios, dificultando la respiración”, añade el doctor Gutiérrez Fonseca.