Redacción, 13-03-2017.- El 14 de marzo se celebra el Día Internacional de la Incontinencia Urinaria (IU), un problema de salud que afecta hasta 50 millones de personas en Europa y alrededor de 6,5 millones de españoles. A pesar de que las cifras son elevadas y tiene un gran impacto en la calidad de vida, la IU continúa siendo un tabú y hay un gran desconocimiento, siendo una de las dolencias que menos se consulta con el profesional sanitario.
Aunque los síntomas pueden variar de un paciente a otro dependiendo del tipo de incontinencia, existen algunas señales que son indicativas, por lo que es fundamental acudir al consejo médico para su diagnóstico precoz y tratamiento. Uno de los primeros signos de alerta es el aumento de las veces que se acude al baño o las pérdidas ligeras al hacer alguna actividad de esfuerzo, ya sea al practicar algún deporte o al toser o estornudar.
Por ello, desde SCA, compañía sueca líder en productos de higiene que cuentan con una amplia experiencia en este campo, quiere contribuir a normalizar esta situación entre la población e informar sobre cómo afecta las pérdidas de orina a los hombre y mujeres. Para ello, han señalado las diferencias entre la incontinencia masculina y femenina, cómo afecta y cómo prevenirla en ambos sexos.
La prevalencia de la IU es mayor es mujeres que en hombres. 1 de cada 3 mujeres a partir de los 50 años ha tenido pérdidas de orina de algún tipo, mientras que esta 1 de cada 4 hombres padece este problema aunque a partir de los 40 años.
Los factores de riesgo son diferentes según el género. Las mujeres que presentan debilitamiento del suelo pélvico producida por los embarazos, partos y menopausia, son más propensas a sufrir IU, pero también lo puede dañar el estreñimiento crónico o la obesidad. Por otra parte los factores de riesgo en el caso de los hombres son además de la edad, el aumento del tamaño de la próstata, el cáncer prostático o trastornos neurológicos, como el Parkinson o el Alzheimer.
Lo qué sí es cierto es que la incontinencia urinaria es un tema tabú tanto en hombres como en mujeres. A ambos les cuesta pedir ayuda del profesional sanitario y limita la vida social por su fuerte impacto emocional.