Redacción, 16-04-2015.- En 2007 la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos norteamericana) relató 123 fallecimientos de niños menores de 6 años por la sobredosis de medicamentos para el resfriado y la gripe, explica Pepo Jiménez en CienciaXplora. Habían fallecido por la negligencia de sus padres a la hora de calibrar la cantidad de cafeína o de depresores del sistema nervioso suministrada a los menores pensando que eran absolutamente inocuos.
Y es que los componentes de muchos de estos medicamentos que consumimos como caramelos para combatir resfriados o la gripe están catalogados como drogas. Drogas que se pueden comprar libremente en las farmacias.
El consumo continuado, por ejemplo, de los sobres naranjas más famosos contra los catarros pueden provocar a medio y largo plazo lesiones y problemas patológicos subclínicos y alteraciones gástricas o hepáticas, amén de dependencia a sus compuestos. Tienen codeína (un tipo de morfina catalogada como narcótico) y cafeína. Sustancias que por sí solas pueden hacer mucho daño si no controlamos sus dosis.
Pero todo parece más legal y benigno si lo compramos envasado y lo anuncian por la televisión.
Lo que parece solo un problema ajeno por sentido común, eso del “a mí no me pasa” o “yo controlo porque tengo información“ se convierte en un “no lo sabía” o un ”no lo dicen en el anuncio de la tele” cuando hablamos de la interacción de lo que tomamos con otros fármacos.