Redacción, 07-10-2017.- La contaminación acústica acompaña a las actividades habituales de las áreas urbanas, sean debidas a la industria, el transporte, la construcción y también los hábitos sociales. Los efectos de este exceso de ruido tienen efecto en la salud auditiva, además de poder provocar efectos sobre el estado de ánimo y la salud general.
Según diversos estudios, cuando en un espacio determinado el ruido supera los 65 decibelios, aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3%. Esto se debe a que al superarse ese umbral de decibelios, el organismo activa respuestas hormonales nerviosas que provocan un aumento de la tensión arterial, generando un aumento del riesgo de infartos.
En lo referido a la salud auditiva, los adolescentes son más vulnerables a este problema por el uso de reproductores de audio de alta potencia. Sin embargo, este problema afecta de forma generalizada a la población, Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 76% de la población que vive en centros urbanos sufre de esta contaminación acústica. Vivir en un espacio soportando de forma continua con estos altos niveles de ruido puede provocar una pérdida de audición crónica, según datos arrojados por el censo poblacional en 2011.
El trastorno auditivo que se relaciona directamente con la contaminación acústica es el trauma acústico: se produce por un ruido muy intenso, superior a los 140 dBa, pero durante un corto periodo de tiempo. Los principales síntomas son la pérdida auditiva tanto en frecuencias agudas como en las graves, y la elevación del umbral auditivo permanente o temporal.