Redacción, 21-04-2021.- Si nos vamos al top de alimentos más buscados -y perseguidos- por los especialistas de la salud bucodental, caramelos y azúcares se llevan la palma. Por desgracia no están solos y es que, a pesar de su mala y merecida fama, hay otros alimentos que también ponen en jaque a nuestro esmalte. Ya sea por sus ingredientes, por su textura o por su composición, hay unos cuantos sospechosos habituales que bien merecerían estar en el cartel de ‘Se Busca’ de cualquier dentista u odontólogo.
Tal y como recoge Voz populi, algunos son muy cotidianos y aparentemente inocuos y a otros, ya más conocidos, les seguimos la pista desde hace tiempo, pero sea como sea, ninguno de ellos le hace un favor a nuestra sonrisa, sobre todo si no la protegemos debidamente con cepillados (sean manuales o de cepillo eléctrico), cuidados dentales y la necesaria visita al especialista, al menos una vez al año.
Ahora, veamos quienes son esos enemigos silenciosos que merman nuestra sonrisa y nuestros dientes, perfectamente evolucionados durante milenios, aunque en la actualidad tengamos ciertas soluciones blanqueadoras.
Por qué ciertos alimentos dañan nuestros dientes
El azúcar, presente en prácticamente cualquier producto, es un enemigo secular de la salud bucodental, sobre todo si se da en muchísima cantidad. Irónicamente, el extremo contrario en lo tocante al sabor tampoco es un buen amigo de nuestros preciados dientes, como es el caso de los productos demasiado ácidos, incluyendo así a cítricos, pero también a vinagres o a las temidas bebidas carbonatadas.
Reacciones entre pH, bacterias (la temida placa bacteriana) que convierten el azúcar de ciertos alimentos en ácidos o las temidas caries forman parte de esta hostilidad manifiesta de los alimentos que tomamos diariamente. Unos desmineralizan y erosionan, otros adhieren con más vehemencia a la placa bacteriana sobre nuestro esmalte dental y, entre unos y otros, nos complican sonreír.
Cítricos
Cargados de vitamina C, mucho sabor y poca sensación de azúcar, los cítricos, sobre todo cuando los consumimos en zumo, son malos amigos de nuestra salud bucodental, aunque nos hagan ciertos favores en la adición de micronutrientes a nuestra dieta. Todo ello sin tener en cuenta la demonización de los zumos naturales, donde la concentración de azúcar es alta -a pesar de su sabor- y donde no disfrutamos de los beneficios del masticado, como la incorporación de su fibra.
Vino tinto
Los famosos taninos del vino, aunque no están solo en él, forman parte de la banda de ‘manchadores’ de dientes. Esto se debe también a la presencia del cromógeno, un pigmento que se adhiere al esmalte y mancha los dientes. Del mismo modo, la acidez del vino propicia la filtración de sustancias, como los citados taninos y los antocianos, que se encargan de darle color, pero también de teñir nuestros preciados ‘piños’.
Té negro
No solo el vino está cargado de taninos, sino que también el té lo está, de forma totalmente natural, y es también un mal amigo en lo que a teñir dientes se refiere. Sin embargo, no es todo malo lo que tiene que ver con estos polímeros porque tiene propiedades astringentes y antiinflamatorias.
Lo malo es que mancha los dientes, claro, pero esto lo podemos paliar recurriendo al té verde, que tiene menos taninos, aunque hay un estudio que pone en jaque al té verde, acusándolo de también erosionar el esmalte dental. En cualquier caso, todo esto se puede combatir con una correcta higiene.
Bebidas con gas
Ya no entramos en el mundo de las bebidas lights, que en realidad sustituyen al azúcar por otros edulcorantes, sino que entramos directamente en el mundo de las carbonataciones y en la presencia de los responsables de las chispeantes burbujas de muchos refrescos y de un par de ingratos enemigos para nuestros dientes.
Encurtidos
Piensa en el que más rabia te dé y cae en cantidad de vinagre que tiene. Hablemos de aceitunas, de piparras, de banderillas, de cebolletas, de pepinillos o de cualquier tentación que desde la barra de un bar o en un mediodía nos tientan como aperitivo.
Caramelos
Azúcar concentrada, igual que si hablásemos de gominolas, que es igual de nociva si hablamos de masticables como si hablamos de caramelos de chupar. El problema no está solo en el azúcar, sino en el tiempo que permanecen en la boca.
Pasta, pan y otros carbohidratos
Huelga decir que la pasta y el pan, así como las galletas, son buenos alimentos siempre que no estén cargados de azúcares añadidos y otros ingredientes como aceites refinados, formando parte de una pirámide nutricional deseada y con la que, si tenemos buen cuidado dental, no entrañarán riesgos.