Redacción, 12-02-2015.- En España se producen cada año 1.500 nuevos casos de cáncer infantil entre los 0 y los 18 años y gracias a los tratamientos contra esta enfermedad se ha logrado una tasa de supervivencia global del 70 por ciento a los 5 años del diagnóstico, pero este tipo de tratamientos puede provocar secuelas a corto y largo plazo en el crecimiento y desarrollo, alteraciones en la función reproductora y efectos sobre diferentes órganos y sistemas.
El cáncer infantil es una enfermedad poco frecuente pero que, en los países desarrollados, sigue siendo la primera causa de muerte por enfermedad en la infancia y en la adolescencia. Aunque la tasa de supervivencia global es alta, lo es más aún (90%) en algunos tipos de cáncer como el linfoma de Hodgkin o el tumor de Wilms.
Por ello, y con motivo del Día Internacional del Niño con Cáncer, que se conmemora este domingo, la Asociación de Padres de Niños con Cáncer (asion) ha celebrado este jueves la jornada ‘Cáncer Infantil y secuelas’.
Cuando a un niño se le detecta un cáncer significa que se va a enfrentar a tratamientos duros con gran toxicidad y que a menudo combinan quimioterapia, radioterapia, cirugía, e incluso muchas veces trasplantes de médula, lo que puede provocar una serie de secuelas, por lo que el oncólogo pediátrico del Hospital Universitario de La Paz de Madrid, Diego Plaza, ha asegurado que «antes, el hincapié estaba en la mejora de la supervivencia pero ahora se ha de ampliar el campo de mejora para la minimización de las secuelas».
En este sentido, una de las principales secuelas que pueden tener los tratamientos contra el cáncer en niños son aquellas que tienen que ver con el crecimiento y el desarrollo. Estas son las más frecuentes y pueden llegar a afectar hasta al 50 por ciento de los pacientes, y se traducen en alteraciones de crecimiento y la talla, pues según el doctor Plaza, un 13 por ciento de los pacientes pueden presentar talla baja.