Redacción, 28-08-2015.- La Dra. María de la Paz, oftalmóloga de la unidad de superficie ocular del Centro de Oftalmología Barraquer de Barcelona define en La Vanguardia que el «ojo seco» o síndrome de disfunción lagrimal (SDL) se aplica a todas aquellas circunstancias en las que existe una mala lubricación afectando a los párpados, a la película lagrimal, a la conjuntiva y a la cornea, cuyo conjunto se denomina superficie ocular. El ojo seco engloba situaciones por baja cantidad de lágrima, mala calidad, o bien exceso de evaporación de la misma.
Causas de su manifestación
La oftalmóloga describe que «entre sus causas se encuentra la edad, motivos hormonales, la menopausia, el tabaquismo-alcoholismo, el abuso de lentes de contacto, la blefaritis, la falta de higiene palpebral, la cirugía ocular, medicamentos varios, alergia ocular, enfermedades sistémicas como la diabetes, hipertiroidismo, síndrome de Sjögren, etc…»
Síntomas característicos del ojo seco
«Las personas con síndrome de disfunción lagrimal padecen comúnmente de trastornos visuales, sobre todo cuando requieren una fijación prolongada, y se quejan de visión borrosa o fluctuante que se aclara temporalmente con el parpadeo. Esto revela pérdidas momentáneas en la sensibilidad al contraste y agudeza visual que pueden ser marcadas, afectando a su calidad de vida laboral y su productividad.
Estos cambios transitorios en la visión se deben a la inestabilidad de la película lagrimal y su rápida evaporación que causan desecación del epitelio corneal e irregularidad de la superficie ocular, de importancia óptica crucial por tratarse del primer y más potente dioptrio del ojo. Tal irregularidad equivale a crear de forma transitoria aberraciones ópticas o astigmatismo irregular», argumenta la Dra. de la Paz en la entrevista publicada por La Vanguardia.
Tratamiento recomendado
La oftalmóloga del Centro de Oftalmología Barraquer afirma que «el tratamiento del ojo seco suele ser para toda la vida. Básicamente, la higiene palpebral, el uso de lágrimas artificiales, evitar ambientes irritativos, el uso de gafas protectoras y el descanso de la vista al realizar esfuerzos visuales ayudan al paciente a mejorar los síntomas. El añadir una dieta rica en ácidos grasos esenciales como frutos secos, pescado azul puede ser beneficioso. En algunos casos el especialista puede recetar colirios como antibióticos, anti inflamatorios o incluso fabricar «suero autólogo». Éste se obtiene mediante la sangre del propio paciente que se extrae y se procesa. El suero resultante se diluye a la concentración debida y se administra como un colirio para ayudar a lubricar la superficie del ojo. En casos auto inmunes es conveniente derivar el paciente al reumatólogo, para completar el tratamiento con una medicación sistémica por vía oral».