Redacción, 04-12-2014.- Alguna vez hemos podido escuchar la cantinela de que consumir agua con gas puede llegar a ser contraproducente para la salud al poder influir en la subida de la presión arterial. Pero un estudio llevado a cabo por la investigadora del CSIC María Pilar Vaquero, con la colaboración de la experta en nutrición Laura Toxqui, ha demostrado que estamos ante un falso axioma. «Lo que hemos descubierto es que cuando una persona sana, que tiene su sistema hormonal correcto, toma este agua no se eleva su presión arterial», afirma esta investigadora a LaVanguardia.com. «Es falso que tomar agua con gas suba la presión sanguínea», agrega.
Esta falsa creencia quizás se sustente en el hecho de que el agua con gas contiene sodio. Y, en general, el sodio siempre se relaciona con una posibilidad de hipertensión arterial elevada. «Pero una cosa es un agua mineral natural y otra cosa es el sodio de la sal que se emplea para añadir a los alimentos o en el procesado de alimentos que se compran ya para su consumo», apunta Vaquero.
Hay que tener en cuenta que el agua con gas, más allá de tener sodio, «contiene otros electrolitos que en realidad tienen un efecto beneficioso, de tal manera que el efecto global de la toma de este tipo de agua es que no eleva la presión arterial». «El organismo, de manera inteligente, pone en funcionamiento sus hormonas y regula la cantidad de agua, sodio, calcio o potasio que tiene el cuerpo, y lo que no quiere lo elimina por el riñón», agrega la investigadora del CSIC.
Es importante señalar, llegados a este punto, que el sodio es un nutriente y que es necesario en cierta cantidad. «Poco es un problema, pero mucho también. Para eso está el sistema hormonal, para regular la cantidad que necesitamos«.