Redacción, 26-11-2020.- La Medicina Integrativa combina la Medicina convencional con terapias complementarias. ConSalud.es entrevista a Alejandra Menassa de Lucia, presidenta de la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) acerca de qué papel puede tener esta rama en la pandemia actual, lo que supone para el tratamiento de pacientes y el encaje que puede tener en nuestro país.
Pregunta- ¿Qué encaje está teniendo la Medicina Integrativa en la Sanidad española?
Respuesta- Mi apreciación es que es muy bueno. Ahora con la pandemia de SARS-Cov-2 se ha visto, por ejemplo, que la gente ha agotado las reservas de vitamina D y Zinc, o de determinada fitoterapia inmunoestimulante como pueden ser el propóleo o la echinacea en los herbolarios o que se plantean quitar alimentos inflamatorios de sus dietas.
La gente ha entendido que no sólo se lucha contra el virus combatiendo la enfermedad cuando aparece sino también, y sobre todo, evitando el contagio. Y, para protegerse de este y de otros virus, tener un sistema inmune a punto es fundamental. Ahora bien, en España estamos acostumbrados a automedicarnos y eso no es bueno.
Los suplementos no son algo que debamos tomar sin prescripción médica de un profesional formado en Medicina Integrativa. Otra ventaja de la situación actual es que los científicos están estudiando con mayor profundidad el sistema inmune. Algo que llevamos haciendo desde hace mucho tiempo los médicos integrativos.
P- ¿Qué papel tiene la Medicina Integrativa en el abordaje de la Covid-19?
R- Es muy interesante esa pregunta porque la Medicina Integrativa se ha ocupado, fundamentalmente, de los pacientes con patologías crónicas. Nos hemos centrado mucho en prevención, en reducir fármacos cambiando el estilo de vida (alimentación, ejercicio, etc.), en tratar los factores psíquicos asociados a la enfermedad, pero ahora se nos presentan dos tipos de pacientes: los pacientes agudos y los pacientes más crónicos con secuelas de la enfermedad (el COVID persistente que llama o “long COVID” en inglés). Y hemos visto que podemos actuar en ambos casos apoyando, como siempre, a las medidas convencionales que se toman en los hospitales.
P- ¿En qué lugar se sitúa el paciente en este modelo de atención?
R- El paciente es el centro. Se le pide que sea proactivo y que se implique en su curación. Tiene que estar dispuesto a transformar hábitos como evitar el estrés, cuidar de su salud psíquica, dejar de tomar tóxicos si lo hace como el alcohol y el tabaco pero también comer orgánico (de producción local y cercanía) para evitar los múltiples pesticidas en la fruta y la verdura.
También dormir lo suficiente, descansar y entrar en contacto con la naturaleza. El paciente también debe hacerse cargo de hacer una dieta saludable y practicar el ejercicio que más consuene con él o ella.
P- ¿Y a los profesionales sanitarios?
R- Los profesionales sanitarios debemos aplicarnos lo que predicamos. Y así lo hacemos en Medicina Integrativa, aunque no siempre y no todos.
En el caso de la Medicina Integrativa el profesional sanitario toma otro rol en la relación médico paciente, ya no es una relación paternalista donde el paciente hace lo que el padre/médico le diga sino que el paciente debe tener toda la información para tomar él la decisión que crea correcta.
Informamos muy exhaustivamente a los pacientes y les ayudamos a decidir pero no decidimos por ellos. Además, la organización del equipo de trabajo tampoco es la clásica, donde el médico está por encima de los otros estamentos que cuidan al paciente.
La organización no es vertical, sino transversal, donde todos los profesionales tienen su función e importancia. Enfermería, por ejemplo, es fundamental en este equipo integrativo, pero también nutrición, fisioterapia, psicoanálisis, entre otros. Todos trabajamos para el paciente, de manera coordinada, hablando entre nosotros, organizando el trabajo, con un plan de salud individual y único. No tratamos enfermedades sino pacientes. Parafraseo a Marañón, pero no me gusta llamarles enfermos.