Redacción, 28-96-2017.- La revista «Objetivo Bienestar» publica en el número de este mes un artículo sobre los mitos de la salud en verano. Tal y como muestra el documento las creencias populares más o menos extendidas predican que una dieta bien surtida en zanahorias acelera el moreno, que esperes dos horas a bañarte tras un refrigerio playero y rehúses de vestirte de oscuro para evitar cocerte al sol. Averiguamos qué hay de cierto en dichos credos veraniegos.
- Hay que beber much más agua que en invierno.“La cantidad de líquido que perdemos (a través de la orina, por la sudoración y la respiración, que emite un vapor de agua) es mayor en esta época. Por este motivo hay que beber agua incluso aunque no sintamos sensación de sed”, apunta Antonio Zapatero, miembro de la sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). El doctor también detalla que “las personas que toman medicación como diuréticos, para la tensión arterial elevada o por problemas de corazón, tienen una necesidad especial de aumentar la ingesta de líquido”.
- Aparte de agua, hay que otmar zumos y otras bebidas refrescantes a diario. El Dr. Zapatero subraya que “el principal elemento de la hidratación debe ser el agua. Los zumos pueden tener un exceso de azúcar y en consecuencia aumentar las calorías y la pérdida de líquido mediante la orina, por este motivo no recomendaría tomarlos cada día”. En esta línea la Dra. Montserrat Fuster, jefa de Servicio de Medicina Interna de la Clínica Corachán (Barcelona) destaca que buenas opciones más allá del agua para tomar de tanto en tanto “pueden ser el té frío, una limonada casera o licuados de frutas no demasiado dulces como el mango o la sandía. A parte de incluir en las comidas sopas frías con capio o recetas tan veraniegas como el gazpacho”.
- El sol mejora los problemas de psoriasis. Si sufres una enfermedad de la piel, antes de tomar el sol deberás de pasar por la consulta del dermatólogo para que te dé unas pautas personalizadas. Pero te avanzamos que en trastornos como la psoriasis o el vitíligo, una exposición solar adecuada y siempre con precaución puede ayudar a mejorar los síntomas y, por lo tanto, el estado de la patología dermatológica.
- Si me baño después de comer me dará un corte de digestión. He aquí el rey de las leyendas urbanas estivales. Mucho reposo en la toalla después de las comidas ha sido en balde, y tortuoso para los más pequeños, ya que “el corte de digestión es un mito. Se ha transmitido de generación en generación que sí que existía porque anteriormente se decía que al bañarse, el riego sanguíneo en el intestino aumentaba mucho durante el proceso de digestión y se reducía la sangre que regaba otros órganos, pero esto no tiene ninguna base científica”, sostiene el miembro de la SEMI.
- El golpe de calor solo puede darte al sol. Es uno de los males más habituales en verano y la Dra. González afirma que hay que saber que “en los ambientes cerrados con una alta temperatura también nos puede afectar, no solo si estamos tomando el sol en la playa”. La médico de atención primaria avisa de que este trastorno “altera el sistema nervioso y puede provocar síntomas de deshidratación. Es muy importante evitar exponerse durante muchas horas en un ambiente caluroso”, sentencia.
- Si hago deporte al aire libre, me coviene una bebida energética. “Se suele pensar que este tipo de bebidas son sanas (y lo son más que las bebidas refrescantes al uso como la cola o la naranjada, ya que contienen minerales como el sodio o el potasio, que se pierden con el sudor, pero siempre será mucho mejor beber agua, porque no nos aportará azúcar ni otros edulcorantes que al fin y al cabo se traducen en una mayor ingesta calórica”, afirma la doctora Fuster.
- Un sorbete o un helado son buenos digestivos. Polos de hielo a todo color, helados con forma de pie rosa palo o los clásicos helados de heladería artesana, con su cucurucho su galleta y dos bolas de sabor al gusto: cada verano nos abalanzamos al helado como ese refrigerio maravilloso que además sacio nuestros antojos de dulce. Y aunque hayas oído aquello de que un heladito hace bajar la comida, “no existe una base científica que asegure que facilita la digestión”, explica Antonio Zapatero. Y lo mismo sucede con los sorbetes de limón, aunque su acto de presencia en los banquetes nupciales te haga pensar lo contrario.
- Cuanto más caliente esté la comida, peor será la digestión. “En lo que respecta al tubo digestivo la temperatura ambiente no afecta, así que se pueden tomar platos calientes y no por ello la digestión será peor”, señala Zapatero. Sin embargo, “está claro que si tomamos comidas como un cocido montañés, la sensación de calor aumentará y, esto es algo que puede favorecer una sensación de pesadez. Lo mejor en estas épocas es optar por platos frescos como las ensaladas”, afirma González.
- Vestir con ropa oscura te dará más calor que la clara. Los tuaregs visten de oscuros en los desiertos del Sahara mientas soportan el bochorno. Y es que “la ropa oscura absorbe la temperatura corporal y la repele hacia el exterior, al revés pasa con la ropa blanca, que transporta el calor que absorbe hacia dentro. Asimismo, lo más importante en verano es vestir con tejidos transpirables y holgados”, expone la doctora González, responsable de Relaciones Institucionales de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
- Aumenta el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria. “En verano hay un repunte de las intoxicaciones alimentarias, porque el calor favorece el crecimiento bacteriano de los alimentos”, manifiesta la dra. Fuster, quien advierte que los alimentos con los que tenemos que tener especial ojo son “los que contienen huevo, tortillas, salsas como las mayonesas o crema de pastelería, por ejemplo, el pez crudo, el marisco y en ciertos países hay que tener cuidado con el agua que no esté embotellada, los cubitos de hielo y las frutas sin pelar”.
- El agua del mar va bien para la circulación. “El calor aumenta la permeabilidad vascular, lo que hace que las piernas se hinchen y aparezcan edemas”, afirma Zapatero, que detallas que “como la temperatura del mar es fresca, suele estar cerca de los 20 grados, ayudará a refrigerar el sistema circulatorio y esto puede favorecer que la sobrecarga de líquido mejore un poco y nos sintamos mejor”.
- Una ducha va bien para las varices. “Aunque es aconsejable refrescarse cuando hay problemas de varices o piernas hinchadas, hay que tener mucho cuidado con los cambios bruscos de temperatura, es algo que el cuerpo tolera muy mal” indica el Dr. Zapatero, quien también hace hincapié al recordar que “el agua fría no hará desaparecer las varices”.
- Las zanahorias favorecen el moreno. “Es cierto que por su contenido en betacaroteno estimulan el depósito de melanina de la piel, lo que contribuye el bronceado”, expone el médico internista, “pero habría que tomar mucha cantidad para ponerse moreno”. Aparte de contribuir al moreno, este alimento destaca desde el punto de vista nutricional por su alto contenido en vitamina A, un micronutriente esencial que entre otras funciones interviene en el buen estado de la piel, la visión y también en el sistema inmunitario.
- La orina calma las picaduras de medusas. Los acérrimos a la serie Friends recordarán el capítulo en el que Joey alivia la picadura de medusa de su amiga Mónica regando su pierna con una lluvia de orina. No obstante, los expertos desmienten que éste método funcione, Milagros González explica que tampoco sirve de nada “poner tierra o agua dulce en la picadura. Primero hay que usar amoníaco y si las molestias siguen acudir a un punto de atención y ver si es necesario administrar corticoides”.
- Una buena siesta es adecuada en esta época. La mayoría la consideramos un gran invento que puede reanimarnos frente al aplatanamiento que trae consigo la canícula. Pero es mejor sortear la siesta en cama para no despertarse con sensación de aturdimiento y la panza revuelta. La especialista en medicina interna Montserrat Fuster explica que “la digestión es un momento en que el organismo consume mucha energía porque el volumen sanguíneo va a parar al estómago y esto pude crear un poco de sopor. La siesta puede tener en ese momento un efecto reparador, pero hay que entenderla como un reposo, semisentados o recostados, como por ejemplo en una hamaca y no alárgala más de 20 minutos para no entorpecer la digestión”.