Redacción, 30-09-2018.- Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales caussa de muerte entre la población femenina; responsables de casi un 40% de los fallecimientos.Tradicionalmente, los episodios isquémicos del corazón -infarto de miocardio y angina de pecho principalmente- han estado asociados al hombre. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un incremento preocupante en la prevalencia de este tipo de patologías en la mujer.
Como afirma el Dr. Miguel García Martínez, especialista en Cardiología del Hospital Vithas Perpetuo Internacional, “la protección natural que confieren las hormonas sexuales femeninas se contrarresta por el tabaquismo y otros hábitos de vida desfavorables. La incorporación de la mujer al mercado laboral, unos ritmos de vida cada vez más acelerados y, principalmente el tabaquismo, estarían detrás del deterioro en la salud cardíaca de las españolas”.
Los informes de la Organización Mundial de la Salud advierten de que la patología cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo. A renglón seguido se cita también un auténtico “coctel molotov” de factores de riesgo que, para asombro de muchos y esperanza de otros, son absolutamente prevenibles: el hipercolesterolemia, el sobrepeso, el sedentarismo, la hipertensión y el consumo de tabaco.
En este sentido el Dr. Alberto Berenguer, cardiólogo del Hospital Vithas Nisa 9 de Octubre, señala la importancia de “abandonar el hábito de fumar, controlar la hipertensión y los niveles de colesterol, y realizar ejercicio diario”. A esta conclusión se llega tras analizar las consecuencias de la incorporación al mercado laboral y los cambios en los hábitos de conducta que eso supone. Por ejemplo, en la rutina de una mujer ejecutiva. “Hay estudios que demuestran que los niveles de estrés no son los responsables directos de un deterioro en la salud del corazón, pero sí los hábitos que suelen caracterizar la jornada laboral de un ejecutivo: comer rápido y mal, jornadas maratonianas en la que no hay tiempo para el ejercicio físico, tabaco, etc.”.
Es una realidad que en materia de patología cardiovascular la inclusión de mujeres en estudios de hipertensión, diabetes e ictus no alcanza el 40%, y en enfermedad coronaria apenas un 25%. Esta infrarrepresentación o “marginación científica” unido al infradiagnóstico e infratratamiento porque “los síntomas en la mujer no son tan evidentes como en el hombre y, además, la cardiopatía isquémica aparece en la mujer de forma más tardía que en el hombre”, complican el pronóstico.