Bartolomé Beltrán, 31-03-2017.- La prevalencia de la obesidad ha aumentado a una velocidad alarmante en todos los continentes y desde 1980 prácticamente se ha duplicado en todo el mundo. Para la OMS, la obesidad ha alcanzado proporciones de pandemia: más de 1.900 millones de adultos, mayores de 18 años, presentan sobrepeso, de los cuales más de 600 millones tienen obesidad.
En España los datos de prevalencia más recientes en adultos según la Sociedad Española para el estudio de la obesidad (SEEDO), surgidos del estudio ENRICA en 2011, aportan una prevalencia de obesidad del 22,9% y de sobrepeso del 39,4% sobre una población de 12.036 personas encuestadas. Además los datos epidemiológicos en edad infantil española (estudio ALADINO) muestran una elevada prevalencia, presentando un 45,2% exceso de peso del cual el 26,1% corresponde a sobrepeso y el 19,1% a obesidad.
Teniendo en cuenta que la obesidad va aparejada a otros problemas de salud como la diabetes, la enfermedad cardiovascular o el cáncer entre otros, las líneas terapéuticas deben integrar diferentes aspectos del manejo dietético, de implementación de ejercicio, conductual y farmacológico enfocado a la pérdida de peso y mantenimiento a largo plazo del peso perdido.
Durante el II Congreso de Obesidad y complicaciones Metabólicas celebrado en Sevilla, organizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de la Cirugía de la Enfermedad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas (SECO) y la Sección de Obesidad de la Asociación Española contra el Cáncer (AEC) se ha presentado un nuevo documento de Consenso SEEDO 2017 para luchar contra la obesidad.
En este sentido el doctor Albert Lecube, especialista del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Vall d’Hebron, destacó como objetivo de consenso es consolidar la obesidad como enfermedad, puesto que es una de las más prevalentes e infravaloradas, menos diagnosticadas y tratadas de la historia. El especialista señala que la obesidad reconoce la participación de múltiples factores etiopatogénicos, en los que la influencia ambiental junto con la genética juega un papel muy relevante, y donde “se han añadido en los últimos años factores impensables como la falta de horas de sueño, la microbiota intestinal, el estrés, los disruptores endocrinos o las condiciones socioeconómicas”.
Es importante a la hora de abordar la obesidad disponer de una herramienta fundamental para la prevención y su tratamiento: el ejercicio físico. Numerosos estudios científicos avalan la eficacia de la actividad física para los trastornos relacionados con el sobrepeso y la obesidad. Sin embargo, a pesar de esta evidencia, un 60% de la población no es lo suficientemente activa o es totalmente inactiva.
Además se presentaron nuevos tratamientos para tratar la obesidad. Como opción terapéutica los expertos han profundizado en los resultados de Liraglutida 3 mg, que actúa sobre los mecanismos de control del apetito.
El doctor Javier Salvador, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, explica que liraglutida 3.0 mg. es un análogo del GLP-1, una hormona que se secreta como consecuencia de la ingesta de comida y que provoca sensación de saciedad, aunque desaparece en sangre rápidamente. El análogo, sin embargo- continúa el doctor Salvador- es una molécula prácticamente igual al GLP-1 natural, en el que se han introducido unas pequeñas modificaciones estructurales, para que pueda durar más tiempo en sangre una vez que se administre y, que permita prolongar durante más tiempo esa sensación de saciedad.
En definitiva los expertos indican la necesidad de considerar a la obesidad como una enfermedad, y que cuente con un abordaje integral mediante la prevención y el tratamiento.