Redacción, 16-02-18. La plasticidad del cerebro marca los primeros años de vida. Muchos son los mecanismos cerebrales y neurológicos que participan durante esta etapa hasta alcanzar la madurez en torno a los cinco o seis años de vida. Entre estos mecanismos se encuentra la agudeza visual, que se desarrolla hasta los 8/10 años, edad en torno a la cual viene a completarse la maduración cerebral visual. El sofisticado funcionamiento cerebral tiene sus propias reglas, según recoge ‘Vihtas’.
Y así, en cuanto a la visión se refiere, “cuando aparece un problema en un ojo”, explica el doctor Pablo Alcocer, oftalmólogo de los hospitales Vithas Nisa 9 de Octubre y Virgen del Consuelo, “el cerebro bloquea su capacidad de visión y la centra en el ojo sano, de forma que el ojo enfermo deja de “trabajar”, se vuelve “vago”. Aparece entonces la ambliopía, más conocida como ojo vago. Los hospitales Vithas Nisa 9 de Octubre y Virgen del Consuelo pertenecen al grupo sanitario Vithas, que cuenta en España con 19 hospitales y 25 centros médicos.
Gracias a esa plasticidad del cerebro durante los primeros años de vida, “podemos interceder en los mecanismos cerebrales y tratar la ambliopía ocluyendo el ojo sano”, afirma el doctor Alcocer.
La intención de tapar el ojo sano con parches resulta obvia: obligar al ojo problemático o “perezoso” a trabajar para recuperar su agudeza visual.
Ahora bien, es fundamental actuar antes de los cinco o seis años, edad después de la cual el cerebro fija la capacidad visual de cada ojo, “y si ésta es, por ejemplo, del 30%, el cerebro ya no le concederá más capacidad”, expresa.
“En niños pequeños, siempre que la ambliopía no esté asociada a una malformación del ojo o una lesión congénita (como cataratas o lesiones maculares), la recuperación visual puede llegar a ser del 100% si el tratamiento oclusivo del ojo sano se cumple disciplinadamente”.
En cuanto a la duración del tratamiento, el diagnóstico precoz mejora de forma sustancial el pronóstico. “Hasta los seis años, los niños pueden pasar de una visión del 10% al 100% con relativa rapidez; la mejoría puede llegar en poco más de un mes. Normalmente, con cuatro horas de oclusión al día suele ser suficiente.”, asegura Alcocer.