Redacción, 11-04-2015.- Hay referencias sobre la cirugía estética de las orejas de hace más de un siglo, entonces se retiraba piel de detrás de ellas para tensarlas y acercarlas más al cráneo pero volvían con el tiempo a su posición original. Hacia mediados del siglo pasado comenzaron a desarrollarse técnicas de cirugía que modificaban el cartílago, unas intervenciones que se han convertido en cada vez más habituales.
Las principales causas para pasar por el quirófano y someterse a una otoplastia incluyen las reconstructivas debido a la falta completa o parcial por un trauma o a un defecto en la formación de las orejas, y suele emplearse para tal reconstrucción cartílago procedente de las costillas. Sin embargo, son las conocidas como ‘orejas de soplillo’ u ‘orejas en asa’ el motivo más común para pasar por esta intervención estética.
Se trata de orejas que están más despegadas del cráneo, que poseen un exceso de concha, la zona cóncava que va desde el pabellón hasta el conducto auditivo externo, o les falta la parte de la oreja denominada antihélix. Según explica a Infosalus el doctor César Casado, Secretario General de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (SECPRE), aunque es una operación que se realiza en todos los rangos de edad, la otoplastia se ha hecho más común en los niños en los primeros años de escolarización.
Es sobre todo a partir de los 5 años, cuando en el colegio comienza a ser un aspecto que da lugar a comentarios entre los compañeros y que cuando los niños cuentan en casa genera preocupación en los padres que entonces buscan el consejo médico. En este sentido, en la sanidad pública se operan al considerarse una patología que puede tener repercusiones psicológicas para el menor, explica Casado.