Redacción, 23-05-2020.- Las enfermedades de las vías respiratorias afectan más a niños y personas mayores de 65 años. La reciente pandemia de COVID-19 está desempolvando viejos estudios científicos que buscan relaciones entre enfermedades víricas, sus efectos, agravantes y factores detonantes. El virus de la gripe es un exponente perfecto de lo que esperar de este tipo de infecciones.
Propagación y cómo el ambiente afecta al coronavirus
Estudios realizados en Yale o en centros científicos chinos ya han obtenido resultados preliminares que indican que las bajas temperaturas y las humedades por debajo del 30% son, inicialmente, más propicias para la persistencia del virus.
Tal y como recoge Murprotec, una segunda línea de acción está siendo buscar los grupos de población donde más afecta el coronavirus. Los mayores de 65 años y los menores están siendo analizados, como grupo, en la mayoría de países.
La mortalidad más elevada se encuentra en mayores de 65 años, que además son la población más propensa a tener afecciones previas.
Grupos de riesgo a los que hay que proteger
No hablamos de nada nuevo. Los programas de vacunación y sanitarios de medio mundo están dirigidos a estos dos grupos de riesgo: ancianos y niños. Programas médicos que están destinados a paliar los efectos de enfermedades víricas, pero también de cara a alegrías e infecciones diversas.
En Murprotec han participado en varios estudios dirigidos a detectar el efecto de las humedades sobre la salud de personas y edificios. La OMS, ya desde 2008, señaló las humedades como factor agravante de enfermedades pulmonares tales como neumonía, rinitis o asma. Estudios adicionales sobre alergias han apuntado que la proliferación de ácaros, hongos y moho están íntimamente relacionados con las humedades.
A estos problemas, bien conocidos, hay que sumar la frecuencia con que las humedades afectan a los edificios. Estudios en diversos países europeos sugieren que un 30% de los edificios sufren daños por humedades.