Redacción, 10-01-2021.- La práctica del ejercicio físico tiene beneficios para el cuerpo, ayuda a dormir mejor y produce una sensación de bienestar y un aporte de energía que nos ayuda a afrontar mejor las actividades diarias. Asimismo, mejora nuestra salud cardiovascular y aumenta nuestra potencia, fuerza, flexibilidad y coordinación, además de prevenir enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, la osteoporosis e incluso el cáncer y nos permite mantenernos en un peso saludable o adelgazar si tenemos sobrepeso, según recoge Quirónsalud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 60 minutos diarios de actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa en personas jóvenes. En adultos y personas mayores, la OMS recomienda hacer al menos 150 minutos semanales de actividades como el ciclismo, la natación o caminar a paso ligero, o 75 minutos de actividades más intensas, como el pilates o la caminata nórdica.
Sin embargo, la doctora Moreno Sánchez, cardióloga de Quirónsalud Clideba, plantea en el programa ‘La Salud, persona a persona’ de la Cadena Ser, la necesidad de realizar un análisis previo que permita conocer algún estado o condición especialmente patológica e impropia o peligrosa que sirva para poder hacer recomendaciones en cuanto a limitaciones o incluso la denegación de la actividad deportiva. Y es que enfermedades como vértigos, la insuficiencia hepática, pulmonar o cardiaca, las infecciones, pericarditis o miocarditis podrían acarrear riesgos como la muerte súbita.
El ejercicio físico debe siempre comenzar de una forma suave y controlada, sin forzar nunca el organismo.
En el caso concreto de personas mayores o con patologías previas, la doctora Moreno Sánchez recomienda comenzar con ejercicios de respiración, hidratarse y finalizar con series de estiramientos lentos y suaves, además de evitar las horas de calor.
Además, es imprescindible seguir una dieta equilibrada que contenga todos los alimentos básicos que necesita nuestro organismo, priorizando el consumo de frutas y verduras.
Una situación clínica que sucede en ocasiones es el llamado «corazón de atleta», en el que nuestro corazón, debido al ejercicio físico, se hace más grande y se dilata, latiendo más despacio cuando está en reposo. Los grandes avances en el tratamiento de las cardiopatías congénitas permiten recomendar individualmente a cada paciente los ejercicios a realizar, en función de si se diagnostican arritmias, taquicardias supraventriculares o la existencia de hipertensión pulmonar residual.