Redacción, 14-08-2020.- Las intoxicaciones alimentarias son habituales en verano ya que solemos realizar más comidas fuera de casa. Además, las altas temperaturas ayudan a la generación de microorganismos que alteran el estado natural de los productos que ingerimos, según Quirónsalud.
Uno de los alimentos más sensibles a estos cambios es el huevo, fuente principal de la intoxicación por Salmonelosis. Está intoxicación es más frecuente en verano y está causada por las bacterias Salmonellaportadas por las aves y sus derivados, como el huevo.
La incidencia de esta patología aumenta con el calor y afecta al aparato digestivo, principalmente al intestino.
El contagio por salmonelosis se produce de manera sencilla mediante la ingesta de agua o alimentos animales contaminados, como el huevo, la carne de vacuno y pollo. Los animales como la vaca o las gallinas se infectan a través de las heces durante el proceso de matanza, y en el caso del pescado si estos viven en aguas contaminadas.
Las verduras también pueden ser origen de infecciones si han sido tratadas o lavadas con aguas en mal estado.
Síntomas como fiebre, diarrea, dolor muscular o vómitos son los indicios principales de esta infección y suelen aparecer entre 8 y 48h después de la ingesta de un alimento infectado. Si se trata de una persona sana no hace falta tratamiento específico y se recupera el estado normal a los pocos días siguiendo una dieta blanda. Para tratar los dolores de cabeza y la fiebre se recomienda tomar paracetamol.
Desde el servicio de Alergología del Hospital Universitari General de Catalunya, se recomienda tomar las siguientes medidas para prevenir una posible infección:
- Lavarse las manos con frecuencia.
- Evitar la contaminación cruzada separando los alimentos crudos de los cocinados.
- Evitar el consumo de huevo crudo y usar sustitutos como la huevina en las recetas.
- Conservar los alimentos en buen estado, preferiblemente refrigerados y bien lavados antes de consumirlos.
- Utilizar únicamente agua potable, para el cocinado y el consumo.
- Consumir los alimentos justo después de cocinarlos.
- Cocinar bien ciertos ingredientes evitando su consumo en crudo.