Por ello, y ante la evidencia actual, “se recomienda el mantenimiento de la lactancia materna desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan”, subraya esta experta.
Este sábado, 1 de agosto, ha comenzado la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2020, cuyo lema es ‘Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable’.
Tal y como recoge la AEP, ante las preocupaciones de las familias y las informaciones contradictorias recogidas tras la llegada de la pandemia, desde la AEP se quiere transmitir que “actualmente no se ha detectado el virus en la leche humana y no se han descrito casos en ninguna madre con sospecha o confirmación de infección, por lo que no existen motivos para evitar la lactancia materna ni interrumpirla”, subraya la doctora Ares.
En este sentido, la doctora apunta que “en todos los entornos socioeconómicos, incluso en zonas donde la infección por COVID-19 sea frecuente, la lactancia materna mejora la supervivencia de los neonatos y lactantes, y les proporciona beneficios para la salud”. El contacto piel a piel inmediato y continuado se asocia a una mayor supervivencia neonatal, y colocar al recién nacido junto a la madre permite una iniciación temprana de la lactancia materna. Así, “los beneficios del contacto temprano y la lactancia superan ampliamente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados a la COVID-19”, confirma la experta.