Redacción, 18-05-2015.- J.R. es un cirujano cardiovascular que estuvo en tratamiento antirretroviral. Al contrario que la gran mayoría de personas que siguen estas terapias, este médico no tuvo que hacerlo de por vida.
Fue «solo» durante un mes, pero son 30 días que no le desea a nadie. Diarreas, cansancio y malestar general acompañaron a la toma responsable de varias (no recuerda el número exacto) pastillas al día. J.R. se pinchó accidentalmente con el bisturí con el que operaba a un paciente seropositivo y no tuvo duda de lo que tenía que hacer: aplicarse la llamada profilaxis post-exposicion, un tratamiento de choque para evitar que el virus se instalara en su organismo.
Han pasado diez años desde este episodio y J.R. ya está jubilado pero es posible que su caso no se repita. El Grupo de Estudio del Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología (GESIDA) acaba de publicar junto a otras nueve asociaciones y sociedades científicas y la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida un consenso de recomendaciones para prevenir la transmisión del VIH ante exposiciones accidentales, tanto en el entorno laboral (sobre todo sanitario) como en el ajeno al trabajo.
Según explica a ELMUNDO el coordinador del documento y portavoz de GESIDA, Fernando Lozano -especialista en VIH en el Hospital Universitario de Valme-, la principal intención del mismo es hacer más fácil y llevadera esta medida de prevención o, en otras palabras, reducir los efectos adversos asociados a fármacos antirretrovirales más antiguos, los que se recomendaban en la guía vigente hasta la fecha, que data de 2008.