Redacción, 02-12-2014.- Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, han desarrollado una vacuna contra el cáncer de mama que es segura en pacientes con cáncer de mama metastásico, según indican los resultados de un ensayo clínico temprano. La evidencia preliminar también sugiere que la vacuna prepara el sistema inmunológico de los pacientes para atacar las células tumorales y ayuda a frenar la progresión del cáncer.
La nueva vacuna, cuya eficiencia se detalla en un artículo en ‘Clinical Cancer Research’, hace que el sistema inmunológico del cuerpo se dirija a una proteína llamada mamaglobina-A, que se encuentra casi exclusivamente en el tejido mamario. El papel de la proteína en el tejido sano no está claro, pero los tumores de mama expresan niveles anormalmente altos, según investigaciones anteriores.
«Poder dirigirnos a la mamaglobina es emocionante porque se expresa ampliamente en hasta el 80 por ciento de los cánceres de mama, pero no en niveles significativos en otros tejidos», dice el cirujano de cáncer de mama y autor principal de este trabajo William E. Gillanders. «En teoría, esto significa que podríamos tratar a un gran número de pacientes con cáncer de mama con potencialmente menos efectos secundarios», señala este profesor de Cirugía.
«También es emocionante ver el progreso de este trabajo de identificar la importancia de mamaglobina-A para diseñar un agente terapéutico, fabricarlo y dárselo a los pacientes, todo ello por los investigadores de la Universidad de Washington», agrega.
La vacuna prepara un tipo de glóbulo blanco, parte del sistema inmune adaptativo del cuerpo, para buscar y destruir las células con la proteína mamaglobina-A. En la pequeña proporción de pacientes con cáncer de mama cuyos tumores no producen mamaglobina-A, esta vacuna no sería eficaz.
En el ensayo de fase 1 diseñado principalmente para evular la seguridad de la vacuna, se vacunó a 14 pacientes con cáncer de mama metastásico que expresan mamaglobina-A. Según los autores, los pacientes experimentaron pocos efectos secundarios, con ocho eventos clasificados como leves o moderados, como erupción cutánea, dolor en el sitio de la vacuna y síntomas gripales leves, pero sin efectos secundarios graves o potencialmente mortales.
Además, la evidencia preliminar indica que la vacuna redujo la progresión del cáncer, incluso en pacientes que tienden a poseer un sistema inmunológico menos potente debido a su enfermedad avanzada y la exposición a la quimioterapia.
«A pesar de los sistemas inmunes debilitados en estos pacientes, observamos una respuesta biológica a la vacuna durante el análisis de las células inmunes en sus muestras de sangre», señala Gillanders, que trata a pacientes en el Centro de Cáncer Siteman en el Hospital Judío Barnes y la Universidad de Washington, Estados Unidos. «Eso es muy alentador. También vimos evidencia preliminar de un mejor resultado, con un modesto incremento de la supervivencia libre de progresión durante más tiempo», añade.
De los 14 pacientes que recibieron la vacuna, aproximadamente la mitad no mostró progresión del cáncer un año después, frente a aproximadamente una quinta parte de un grupo de control similar de 12 pacientes no vacunados que no mostró progresión del cáncer durante el año de seguimiento. A pesar del pequeño tamaño de la muestra, esta diferencia es estadísticamente significativa.
Según los resultados de este estudio, Gillanders y sus colegas están planeando un ensayo clínico más grande para probar la vacuna en pacientes con cáncer de mama recién diagnosticados, que, en teoría, debería tener un sistema inmunológico más robusto que los pacientes que ya han sido sometidos a una intensiva terapia contra el cáncer.
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