Redacción, 31-01-2022.- El CIC biomaGUNE acaba de cumplir 15 años e inicia una nueva etapa con una mujer en la dirección investigadora, Aitziber López-Cortajarena, directora científica del CIC Biomagune. Una excepción que Cortajarena (Bilbao, 1974) aspira a superar con el fin de dar un impulso a su centro, asentado ya a nivel internacional.
A continuación parte de la entrevista que recoge Deia:
Pregunta- ¿Qué es BiomaGUNE y qué supone este cambio en la dirección investigadora? ¿Cuál es su reto?
Respuesta- Nuestro enfoque de investigación está centrado en el área de los biomateriales y los bionanomateriales, llevándolos a aplicaciones principalmente biomédicas, de nuevas terapias y nuevos diagnósticos. La misión del centro es hacer investigación de frontera de primer nivel, investigación fundamental, pero a la vez tenemos esta misión de hacer traslación, de llevar estos conocimientos que generamos más allá, hasta sus aplicaciones.
P- Me resulta chocante la palabra ‘materiales’ junto a lo bio. ¿De qué materiales hablamos? No son chapas de hierro, ¿verdad?
R- Biomateriales pueden ser materiales hechos de biomoléculas. También hablamos del campo de bionanomateriales, donde podemos tener materiales inorgánicos, como nanopartículas de óxido de hierro, por ejemplo, nanopartículas de oro.
P- ¿Cuántos investigadores tienen?
R- En BiomaGUNE somos 160 personas actualmente, de los cuales más de 120 son investigadores e investigadoras dedicadas 100% a la investigación; y tenemos contribuciones, personal de más de 20 países diferentes.
P- Usted llegó en 2016 y había estado antes en EEUU e Israel. ¿Por qué vino y cómo estamos en este campo en relación al resto?
R- Cuando decidí venir, como investigadora, me ofrecía las garantías y el contexto que considero que son necesarios para poder llevar a cabo una investigación de primer nivel. El centro ha logrado posicionarse muy bien a nivel internacional por su investigación fundamental en esa área de bionanomateriales. El reto es mantenernos ahí, que siga siendo un centro atractivo para prácticamente cualquier investigador de nivel mundial, que no es fácil, porque la ciencia es un entorno muy cambiante y más hoy en día.
P- Gipuzkoa ha apostado por la biotecnología, con centros como Biodonostia, empresas como Viralgen, ViVeBiotech y ustedes, que llevan aquí quince años. ¿Qué podemos esperar de esto?
R- Hay una apuesta firme localmente por esta área de investigación. El contexto a nivel de inicio, yo veo que es un buen inicio. Lo que he visto fuera es que necesitas una muy buena investigación fundamental, una masa crítica de gente, que yo creo que lo estamos consiguiendo; no un grupo aislado en un sitio aislado. Pero es verdad que necesitas ir más allá. Nosotros con esta misión de traslación, luego necesitas un contexto de empresas, esa especie de hervidero, de inversión.
P- Y supongo que esas empresas también les plantean retos y desafíos a ustedes.
R- Efectivamente, plantean retos desde la aplicación a la investigación fundamental, y son capaces también, en la otra vía, de absorber y llevar más allá todo ese conocimiento de frontera y todas esas tecnologías que están emergiendo de centros como el nuestro. Ahí todavía hay camino por recorrer.
P- ¿En qué podemos mejorar?
R- La masa crítica de empresas biotecnológicas es relativamente limitada, las inversiones en estos aspectos son limitadas. De hecho, creo que nos falta un poco esa cultura del riesgo que supone la inversión en biotecnología. Tienes que invertir en 100 pequeñas empresas para que cinco o diez sean exitosas y eso revierta. Y aquí, hasta que no tengamos esos números, esa masa crítica, esa inversión, ese movimiento, yo creo que esto está muy en sus inicios y que va a ser uno de los retos a abordar a nivel local.