Redacción, 04-06-2021.- En un nuevo paso en su estrategia de humanización de la asistencia sanitaria, la Fundación Jiménez Díaz está consolidando la cesárea natural como opción cada vez más demandada y llevada a cabo en sus instalaciones para traer un bebé al mundo, siempre que el parto vaginal no sea posible y si se cumplen los criterios necesarios para priorizarla frente a la cesárea convencional. Sus beneficios, sumados a la ausencia de riesgo adicional, la convierten en una alternativa altamente satisfactoria tanto para los padres del recién nacido como para el equipo multidisciplinar encargado del procedimiento.
Las ventajas de esta técnica, que también son las características que la definen y diferencian de la cesárea convencional, son claras e innegables, tanto para la gestante como para el recién nacido, subraya el ginecólogo. Por una parte, la cesárea natural permite aplicar el protocolo piel con piel con la madre de forma totalmente inmediata al nacimiento, colocando al niño, nada más venir al mundo, una vez fuera del útero, directamente en los brazos de su progenitora. Esto repercute en un establecimiento precoz del vínculo madre-hijo, favorece el apego con ambos padres y, lo que es aún más importante, ayuda a la instauración de la lactancia materna en la primera media hora de vida del bebé, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tal y como recoge Quirónsalud, entre los beneficios de este procedimiento el Dr. Duárez también destaca «el clampaje tardío del cordón umbilical y el hecho de que, durante la cesárea, la madre está más estable desde el punto de vista hemodinámico, lo que también favorece el puerperio, ya que la oxitocina endógena que se produce precozmente en la madre gracias al contacto temprano con su bebé, reduce el dolor intra y postoperatorio y hace que el útero se contraiga más fácilmente, y luego haya un menor sangrado en las semanas siguientes al parto».
Pero, sin duda, uno de los mayores motivos de la creciente demanda de esta opción es la mayor y más activa participación en el proceso de ambos padres, que pueden ver cómo se produce el nacimiento mediante maniobras suaves de acompañamiento del obstetra. «Es maravilloso que puedan presenciar y tener ese recuerdo del nacimiento de su hijo, tanto la madre como para el padre, sobre todo estos últimos, que se llevan una experiencia increíble e inolvidable«, relata el especialista.
Además, los estudios realizados demuestran que este tipo de cesáreas no conlleva ningún riesgo adicional postquirúrgico en cuanto a infecciones o sangrado respecto a las cesáreas convencionales. «Podemos, por tanto, ofrecer los beneficios de este tipo de nacimiento con una seguridad extrema«, añade el ginecólogo.
Indicaciones para una opción que optimiza la humanización de la asistencia
Este procedimiento, no sustitutivo del parto vaginal -que sigue siendo la opción más recomendada y segura en aquellas mujeres (la mayoría) que tienen condiciones para dar a luz de esta forma-, está a disposición de todas aquellas gestantes con contraindicación para esta primera alternativa y que tengan una cesárea programada, o bien se indique porque el proceso de dilatación previo no esté progresando adecuadamente -pero no cuando se trata de una emergencia obstétrica-, tengan bajo riesgo, tanto quirúrgico como anestésico, y haya evidencia de que el bienestar fetal está garantizado.
Una experiencia muy positiva para los profesionales y los padres
«Nuestra experiencia en el hospital ha sido muy positiva, tanto para el equipo profesional multidisciplinar que participa en estos partos, formado por ginecólogos, anestesistas, matronas, neonatólogos, pediatras, Enfermería… como, sobre todo, para los progenitores», reitera el Dr. Duárez.