Redacción, 03-09-2022.-La demencia es una enfermedad de carácter crónico o progresivo que se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva, afectando a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio.
Aunque comúnmente afecta a los mayores, puede darse en personas en cualquier franja de edad. Aunque esta forma parte de los principales factores de riesgo, también existen otros, como pueden ser los antecedentes familiares o la falta de ejercitación cerebral.
“Con la edad es común sufrir pérdidas de memoria, pero esto no significa que el envejecimiento vaya ligado a la demencia. Para que se pueda considerar como tal, deben manifestarse al menos dos problemas en las funciones neuronales como, por ejemplo, la pérdida de memoria y la dificultad de lenguaje”, explica David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores.
Existen una serie de síntomas de la demencia que pueden ayudar a actuar con rapidez ante su aparición. Algunos de ellos son:
- Aspectos cognitivos como desorientación, alteración de la memoria, déficit de atención, alteración del lenguaje, apraxias o agnosias.
- Desorientación temporal, espacial y de personas.
- Déficit de atención y pérdida de habilidades sociales.
- Alteración de la memoria a corto y largo plazo y dificultad para llevar a cabo actividades de memorización.
- Alteración del lenguaje y problemas de comunicación.
- Alteraciones conductuales que pueden deberse a la propia demencia o por causas ligadas al dolor o al efecto de algunos fármacos.
- Apraxias: incapacidad para ejecutar tareas motoras intencionadas y aprendidas pese a la capacidad física y a la voluntad de hacerlo.
- Agnosia: incapacidad de reconocer estímulos ya aprendidos.
Asimismo, la demencia es un síndrome que suele aparecer y desarrollarse despacio, pasando por diferentes fases. “En la fase inicial existe un daño cognitivo leve. La memoria a corto plazo se deteriora, la capacidad de aprendizaje se vuelve complicada y comienzan las primeras dificultades con el lenguaje. En la fase intermedia, el deterioro cognitivo es moderado. La memoria a largo plazo comienza a fallar, aunque no la han perdido totalmente, ya no son capaces de aprender o recordar información nueva y aparecen dificultades para mantener su conocimiento del espacio”, explica Curto.