Redacción, 27-03-2022.- La pandemia ha pasado a un segundo plano y ha dejado que todos los focos mediáticos se centren en la guerra de Ucrania.
Y las consecuencias no se han hecho esperar, pues la amenaza de un posible ataque nuclear por parte de Rusia ha disparado todas las alarmas, hasta el punto de que se ha disparado la demanda de suplementos de yodo en Europa, también en nuestro país.
«Algunas personas están intentando conseguir comprimidos de yoduro potásico para protegerse de los efectos que pudieran derivarse de la llegada de nubes con material radioactivo», advierte Lluis Vila, miembro del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN).
Tal y como recoge La Razón, tras un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo (I131).
«Este elemento puede ser captado por la glándula tiroides y de este modo incrementar el riesgo de cáncer», advierte Vila, quien recuerda que «la tiroides, de manera natural, capta yodo para poder sintetizar sus hormonas. Si su reserva está completa, cogerá menos y el que sobra lo eliminará por la orina. Por contra, si están vacíos, tendrá más avidez por ese elemento. Si en esta situación aparece el yodo radioactivo, la glándula lo captará y el riesgo es mayor», detalla Vila.
Pues bien, en este contexto, la euforia por mantener un buen nivel de yodo en el organismo puede resultar muy contraproducente para la salud: «En este momento no tiene ningún sentido tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada, pues puede acarrear riesgos, por lo que de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades. Un exceso de consumo de yodo puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo», asegura el portavoz de la SEEN.
Dieta eficaz
El yodo es un mineral presente en muchos alimentos, «pues resulta esencial para producir la hormona tiroidea, que controla el metabolismo del cuerpo y otras funciones importantes, como la formación de huesos o el cerebro durante el embarazo y la infancia. Además, ayuda a la regulación de la frecuencia cardiaca y de los niveles de colesterol», explica Mónica Herrero, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.