Redacción, 23-08-2022.- La llegada del verano y de la temporada de playa y piscina conlleva un aumento de los casos de infecciones urinarias, especialmente en mujeres. Se calcula que el 50% de ellas ha padecido cistitis alguna vez en su vida y el 30% de forma recurrente.
Tal y como recoge Sanitas, el principal motivo que hace que las mujeres sean más propensas a padecer este tipo de infecciones, provocadas en su mayor parte, por la bacteria Escherichia coli (E. coli), es la anatomía del cuerpo femenino, con una uretra de apenas 2 centímetros de longitud, más corta que la de los hombres, situación que puede provocar una mayor predisposición al ascenso de las bacterias hacia la vejiga. Esto, junto con las altas temperaturas, la humedad, el cloro de las piscinas y los baños prolongados contribuyen a que durante la época estival el número de casos aumenten.
Aunque este tipo de infecciones tienen un sencillo tratamiento farmacológico y presenta una recuperación favorable en un corto periodo de tiempo, sí produce molestias como ardor y escozor en la zona genital, sensación constante de ganas de orinar y dificultades en la micción que pueden ir acompañadas de una orina de color oscuro e incluso con sangre.
“Estas infecciones son más comunes de lo que pensamos y, aunque la mayoría de las veces no presentan complicaciones, es necesario que sean evaluadas por profesionales para tomar las medidas adecuadas en cuanto a prevención y tratamiento”, explica el Dr. Miguel Ángel Rodríguez Cabello del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Recomendaciones que pueden ayudar a evitar la aparición de bacterias:
- No permanecer con el bañador húmedo.
Tras el baño en piscinas o playas es recomendable cambiarse de ropa para evitar la acumulación de humedad en la zona genital y, con ella, la proliferación bacteriana.
- Utilizar jabones con PH neutro.
La flora vaginal funciona a modo de barrera de protección contra agentes externos. Si se produce un desequilibrio, la zona queda expuesta a bacterias y hongos. Los jabones excesivamente agresivos pueden afectar negativamente a la zona genital y contribuir a la proliferación de infecciones.
- No utilizar ropa ajustada.
Las prendas ceñidas producen exceso de sudoración en la zona genital y de humedad, dando lugar a un incremento bacteriano.
- Beber abundante agua.
Asegurar la suficiente ingesta de líquidos tiene numerosos beneficios, también a la hora de prevenir la cistitis, ya que permite una micción frecuente y, por tanto, mantiene el tracto urinario constantemente limpio.