Redacción, 27-07-2021.-Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que en el mundo mueren cada año 236.000 personas por ahogamiento y «el mayor riesgo es en niños, siendo el 70% de las víctimas por ahogamiento menores de 6 años», apunta el doctor Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Málaga, apoyándose en datos de la Asociación Española de Pediatría.
Concretamente, tal y como recoge Quirónsalud, en nuestro país en los últimos cinco años han muerto más de 100 menores. Estos datos son más alarmantes al saber que casi su totalidad son prevenibles; «cuatro de cada cinco menores muertos por ahogamiento no estaban vigilados y, según el Primer Informe Nacional de Ahogamientos de Menores, la mayoría de los fallecidos son niños de entre 2 y 4 años y en un entorno no vigilado, principalmente piscinas particulares».
Por ello, y ante el riesgo que supone, el Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Málaga recomienda especial alerta, más aún durante el verano, con más situaciones en las que el agua supone un peligro; «no sólo en mar y piscina, también hay que ser precavido con los recipientes en los que puede almacenarse líquido, como cubos, bañeras o piscinas portátiles, ya que solo hacen falta dos centímetros de agua y dos minutos sin supervisión para que un pequeño pueda ahogarse», recuerda el pediatra.
¿Qué precauciones debemos tomar?
Lo primordial es la supervisión continua, pero otra precaución adicional es que todos los niños tomen clases de natación como forma de añadir una capa más de seguridad en el agua. «Es especialmente importante para reducir el riesgo de ahogamiento de todos los niños, incluidos los de entre 1 y 4 años», recomienda el jefe de Pediatría de Quirónsalud Málaga.
Además, la American Academy of Pediatrics (AAP) aconseja el uso de «capas o niveles» de protección. «Cuando los niños están jugando en el agua o alrededor del agua, es fundamental supervisarlos de cerca y constantemente, pero también ciertas barreras pueden ayudar a prevenir tragedias durante lapsos breves e inevitables de la supervisión, que son parte normal de la vida cotidiana.
Así, la instalación de cercos o cierres puede prevenir más de la mitad de los ahogamientos de niños pequeños en las piscinas», advierte el pediatra Manuel Baca.
Además, «los juguetes se mantendrán fuera del área de la piscina para que los niños no sientan curiosidad e intenten atravesar dicha barrera para llegar a ellos».