Redacción, 28-07-2024.- Los pies son los encargados de soportar todo el peso de nuestro cuerpo y hacen posible la movilidad locomotora.
Sin embargo, pese a la importancia que tienen, suelen ser los grandes olvidados, también en verano, época en la que se cuida más su apariencia como mera cuestión estética, pero en la que es habitual un uso inapropiado de calzado, que puede provocar desde fascitis plantar a hongos.
Como advierten los expertos, el uso del calzado de verano, como chanclas o sandalias, puede causar algunos problemas en los pies como consecuencia del calor, el exceso de humedad o la poca sujeción del pie.
«El calzado característico del verano suele ser cómodo, fresco y fácil de poner, pero no ofrece soporte al pie. Especialmente si se utiliza durante un periodo de tiempo prolongado, provoca dolor, rozaduras y lesiones como la fascitis plantar, que supone dolor constante en la parte inferior del pie debido al sobreesfuerzo de los músculos y ligamentos de la zona al tratar de contrarrestar la falta de soporte en el arco del pie», apunta el doctor Juan Carlos Carrera Merino, jefe de la Unidad Biomecánica de la Pisada y de Podología del Hospital Quirónsalud Málaga.
Tal y como recoge Quirónsalud, el contrafuerte (parte trasera del talón) y el cambrillón (parte media de la suela) han de ser consistentes; y el resto, flexible pero no torsionable.
Es importante que el calzado no sea completamente plano; «el talón debe poseer una altura de dos o tres centímetros. Debido a nuestra anatomía vestigio de la cuadrapedia, la articulación de la tibia con el astrágalo alcanza su óptima congruencia con la altura mencionada. Es por ello que, en verano, debido al calzado típico, aumenta la incidencia de dolores posteriores del pie (talalgias tensionales); así como del medio pie (fascitis, miositis, etc.)», expone el especialista.