Redacción, 08-06-2022.-Medioambiente y salud son dos ámbitos indiscutiblemente ligados, tanto afortunada como desafortunadamente. Así, el cambio climático y la contaminación conllevan una mayor incidencia o agravamiento de determinadas enfermedades, sobre todo las crónicas, infecciosas, respiratorias y cardiovasculares; mientras que, por el contrario, todas las acciones que llevemos a cabo para revertir este proceso mejoran la salud de la población.
Pero también es cierto que la huella climática que genera el sector de la salud equivale al 4,4 por ciento de las emisiones globales netas; un porcentaje que se mantiene similar tanto a nivel europeo como nacional, y que representa las emisiones anuales de 514 centrales eléctricas de carbón; o lo que es lo mismo: si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto productor de huella de carbono del mundo.
La contribución del sector salud a las emisiones de gases de efecto invernadero se estima en un 71 por ciento, tanto por el consumo de la cadena de suministro, como por la producción, transporte y disposición de servicios como los productos farmacéuticos, los alimentos o los dispositivos médicos, correspondiendo un 17 por ciento del citado porcentaje a las emisiones directas de los hospitales.
Este es el escenario que llevó a la Fundación Jiménez Díaz, justo hace ahora un año, a adherirse a la declaración de emergencia climática para concienciar de la necesidad de poner en marcha un modelo sostenible y con amplia repercusión que ayude a disminuir la huella de carbono, y que concretó con su particular aportación: la puesta en marcha del programa MAS+, MedioAmbiente y Salud, dirigido a diseñar y desarrollar iniciativas en distintos ámbitos de la actividad del hospital para la reducir el impacto sobre el medioambiente generado por la asistencia sanitaria.
MAS+, MedioAmbiente y Salud
“Esta declaración por parte del hospital supone, por una parte, el reconocimiento de que el cambio climático afecta a la salud de la población y, por otra, un acto de responsabilidad, tanto de la institución como de su personal, para ser los primeros en abogar y contribuir a mejorar el cambio climático y así proteger la salud de nuestros pacientes”, explica el Dr. Felipe Villar Álvarez, jefe asociado del Servicio de Neumología en el hospital madrileño y principal promotor de la iniciativa.
Por eso, el proyecto estableció tres áreas de trabajo en las que ha avanzado desde su presentación: la implementación de sistemas sostenibles de energía y mejoras en el uso de recursos energéticos; la promoción de iniciativas de concienciación y formación que han permitido confirmar la sensibilidad de los trabajadores del hospital para seguir contribuyendo de manera individual y colectiva en la mejora del medio ambiente; y el desarrollo de acciones como la mejora del uso de gases anestésicos e inhaladores, la aplicación de protocolos de reciclado, los esfuerzos en investigación, y la promoción de la digitalización de los procesos y de las acciones médicas no presenciales.