Redacción, 22-10-2021.- La Asociación Española Contra el Cáncer Valencia ha advertido de la importancia de la detección precoz que, junto a la implementación de un estilo de vida saludable, podría reducir hasta el 50% de los casos de cáncer de mama tal y como señala el informe El impacto económico y social del cáncer en España. En el caso de la Comunitat Valenciana esto implicaría, en 2020, una reducción de 1.796 casos de cáncer de mama de los 3.593 diagnosticados, una cifra importante al tratarse del segundo tumor con mayor incidencia en nuestra autonomía, por detrás del cáncer de colon que suma 4.116 nuevos casos cada año.
Tal y como recoge Levante, “La detección precoz es una de las claves para reducir la enfermedad y la mortalidad del cáncer. De hecho, el programa de cribado poblacional, junto a los hallazgos en investigación, han permitido alcanzar una tasa de supervivencia a 5 años del 85,5% en el caso del cáncer de mama”, asegura el doctor Antonio Llombart, vicepresidente de la Asociación Española Contra el Cáncer Valencia.
Y ahora, según Contra el Cáncer Valencia, el diagnóstico precoz se hace más necesario que nunca. Tal y como recoge los resultados del estudio sobre el impacto de la COVID-19 en el cáncer impulsado por sociedades científicas como la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la propia entidad, el coronavirus paralizó la actividad hospitalaria comportando, en el caso del cáncer, que un 21% de los nuevos casos no fueran diagnosticados durante 2020.
La clave: el diagnóstico precoz y el estilo de vida saludable
“No podemos retroceder lo conseguido. Necesitamos volver a recordar la importancia del diagnóstico del cáncer en fases tempranas, lo que contribuye, a su vez, a mejorar el pronóstico y reduce los costes de la enfermedad”, añade el doctor Llombart. Con respecto a los costes del cáncer de mama, el informe El Impacto económico y social del cáncer en España de la Asociación sitúa este tumor como uno de los cánceres que más cuesta financiar alcanzado, en un estadio localizado, los 58.832 euros de media por paciente. En estadio metastásico, el costo asciende a 210.142 euros distribuidos entre el sistema sanitario y las propias familias.