Redacción, 09-08-2022.- La enfermedad del hígado graso no alcohólico es la causa más común de enfermedades hepáticas en las poblaciones occidentales y se está convirtiendo rápidamente en la principal razón para los trasplantes de hígado. Una dieta poco saludable y la falta de ejercicio físico están detrás del auge de esta patología, que afecta al 90% de las personas obesas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque la enfermedad también puede aparecer en personas con un peso saludable y en aquellas con antecedentes diabéticos.
Tal y como recoge La Razón, el hígado es el órgano responsable de la secreción de bilis, fundamental para digerir las grasas, almacenar energía y eliminar toxinas. Por tanto, es una sustancia que elimina de la sangre diferentes sustancias que pueden ser perjudiciales para el organismo y las vuelve inofensivas. La mala alimentación y el consumo excesivo, especialmente de bebidas alcohólicas, pueden afectar negativamente a este órgano, pero no es fácil reconocer cuando se encuentra en mal estado, pues en ocasiones no presenta ningún síntoma.
¿Qué es la enfermedad del hígado graso?
En primer lugar, es importante distinguir entre el hígado graso no alcohólico y el alcohólico, que es causado principalmente por el consumo excesivo de alcohol. Existen dos tipos:
- Hígado graso simple: hay grasa en el hígado, pero hay poca o ninguna inflamación o daño en las células.
- Esteatosis hepática no alcohólica: las células del hígado presentan grasa, lo que provoca inflamación y daño en las mismas. Pudiendo llegar a provocar fibrosis o cicatrización del hígado. La esteatosis puede provocar cirrosis hepática o cáncer de hígado.
Alimentos que debemos evitar
Existen una serie de alimentos especialmente perjudiciales para mantener este órgano en buen estado. Por ello se deben aplicar cambios en la dieta, como limitar la ingesta de grasas, reemplazar las grasas saturadas y trans por insaturadas, comer más alimentos con un índice glucémico bajo y evitar alimentos y bebidas que contengan grandes cantidades de azúcares simples o bebidas alcohólicas.
- Alcohol: Se trata del enemigo número uno de este órgano. No solo provoca el hígado graso alcohólico, sino que también lo puede dañar más en caso de tener enfermedad de hígado graso no alcohólico.
- Azúcar: Una dieta rica en azúcar contribuye a que la grasa se deposite en el hígado y cause inflamación. Para evitarlo, debemos comer más alimentos con un índice glucémico bajo, como frutas, verduras y cereales integrales.
- Sal: Un consumo excesivo de sal puede ocasionar retención de líquidos, lo que conlleva un aumento de peso.
- Carne roja: La carne roja contiene grasas saturadas, las cuales favorecen el desarrollo del hígado graso.
- Embutidos: Los embutidos, igual que la carne roja, contienen una gran cantidad de grasas saturadas, un exceso de la cual se relaciona directamente con un aumento de probabilidades de padecer hígado graso.
- Lácteos con leche entera: La grasa de estos productos es saturada y es muy perjudicial para el hígado por lo que es recomendable tomar lácteos 0% materia grasa.
- Bollería industrial: Los ultraprocesados son alimentos perjudiciales para la salud y que deberíamos evitar siempre, ya que contribuyen a la acumulación de grasa visceral alrededor del hígado, lo cual se relaciona con la obesidad y el sobrepeso.
- Alimentos industrializados, como salsas listas, pasta instantánea, comida rápida, pan de molde y comidas congeladas.