Redacción, 10-06-2025.- La hidradenitis supurativa es una enfermedad inflamatoria crónica del folículo pilosebáceo, recurrente y debilitante, que cursa con lesiones profundas, inflamadas y dolorosas. Además, conlleva una elevada carga psicológica y una merma considerable de la calidad de vida de las personas que la sufren que es incluso mayor que el que se asocia a la psoriasis y a la dermatitis atópica.
La situación empeora porque los pacientes tardan entre 7 y 10 años en tener un diagnóstico. En este tiempo, la incertidumbre puede conducir al paciente a ir de especialista en especialista, a buscar recursos en redes sociales e internet e intentar autogestionar las lesiones. Esto provoca que la enfermedad se agrave, se pierda lo que se denomina oportunidad terapéutica y aumenten las comorbilidades e intervenciones quirúrgicas.
Con el fin visibilizar esta realidad, promover la divulgación e investigación científica y reducir el estigma de los pacientes, cada 6 de junio se celebra el Día Mundial de la Hidradenitis Supurativa, una iniciativa a la que se suma el Consejo General de Colegios Farmacéuticos con la publicación del Punto Farmacológico 190, centrado en la enfermedad. En este informe se enfatiza en la importancia del diagnóstico temprano, el impacto del cuidado de las lesiones y la educación sanitaria sobre la calidad de vida y el papel asistencial del farmacéutico, uno de los actores fundamentales en el manejo multidisciplinar de la patología.
En el abordaje de la hidradenitis supurativa –que se manifiesta con nódulos inflamados recurrentes, abscesos o fístulas que cursan con dolor y molestias graves– procesos como la detección precoz de sospechas para un diagnóstico temprano, la educación sanitaria o el seguimiento farmacoterapéutico de los tratamientos prescritos son actividades clave con un gran impacto en la salud de estos pacientes.
Tal y como recoge Farmacéuticos, entre los síntomas de alarma destacan la prescripción continuada de antibióticos tópicos; la solicitud de productos de cura de manera asidua (gasas o soluciones desinfectantes); la detección de comorbilidades asociadas (tabaco u obesidad); el uso de productos con peróxido de benzoílo sin acné visible, y el interés por productos de higiene personal sin productos irritantes o por productos para la depilación, el control de la sudoración y el olor.