Al estar dirigidos a los más pequeños –se considera juguete cualquier objeto de carácter lúdico para menores de 14 años–, este tipo de artículos han de cumplir mayores requisitos de seguridad y están sometidos a una mayor reglamentación que el resto.
Tal y como recoge la Comunidad de Madrid, en las pruebas que se realizan antes de su puesta en el mercado, se observa que no presentan piezas pequeñas que pueden desprenderse o puntas afiladas, que las costuras sean resistentes, que no superen los límites máximos de presencia de determinados metales o productos químicos y que no presenten riesgos de inflamabilidad.
La Consejería de Economía, Hacienda y Empleo hace hincapié en la obligación de que en el etiquetado aparezca el rango de edad adecuado para cada juguete, la necesidad o no de que se utilice bajo supervisión adulta y en que las instrucciones de uso y mantenimiento sean legibles y en español.